Resumen
Este artículo es el resultado de una investigación que pretende dar cuenta del papel del crítico literario en Colombia a principios del siglo XX. El rastreo se enfoca en unos antecedentes necesarios para demostrar el surgimiento del crítico modernista, como intelectual, en las publicaciones periódicas literarias de fin de siglo XIX y comienzos de siglo XX. Se resalta el papel de Revista Gris, como primer órgano difusor de las ideas nacientes y se pretende demostrar de qué manera el cosmopolitismo estuvo inmerso en dichas ideas, cuestión demostrada en los artículos críticos encontrados en el análisis de la revista, punto de partida para entender la pugna que se vislumbra contra las corrientes tradicionales que se desplegaron a lo largo del siglo XIX.
Palabras claves: Prensa del siglo XIX; crítica literaria; modernismo; cosmopolitismo; Revista Gris.
Artículo Recibido: Junio 2014 Artículo Aceptado: Agosto 2014
Universidad de Antioquia
Estudiante de quinto semestre
Letras: Filología Hispánica
The "Cosmopolitanism"
evidenced in the critical texts of Grey Magazine (Bogotá: 1892-1896). Towards
the breaking of the Hispanic literary
tradition
Summary
This article is the result of an investigation that
sought to account for the role of literary critic in Colombia in the early
twentieth century. The search si aimed to take into account the hsitorical background
in order to demonstrate the emergence of modernist intellectual critic in the literary
journals during the late 19th and early 20th century. The
role of the Grey Magazine is highlighted as a first diffuser of this new
movement, and also in the same way of analysis this paper tryes to demonstrate
how cosmopolitanism was one of the most recurrent issues in critical items
found in the analysis of the magazine. This as an iportant point of departure
to understand the struggle that is evident with traditional patterns.
Keywords: Legal
Ethics, Morallity, Ethics, Values, Dignity.
Introducción [1]
Se considera que el cosmopolitismo (en el ámbito literario) tuvo su mayor
auge luego de la Segunda Guerra Mundial, con Jorge Luis Borges como su gran
exponente (Menton, 1991: 7), sin embargo en las últimas décadas del siglo XIX y
como repercusión de las recientes Independencias en Hispanoamérica, comenzaron
los escritores a manifestar un fervoroso deseo y a la vez una necesidad de
conocer las literaturas mundiales, en específico, como se intentará demostrar
más adelante, literaturas europeas como la inglesa y, en mayor medida, la
francesa.
Se hace necesario comprender ese cosmopolitismo naciente a finales del
siglo XIX, para entender ese afán presuroso de los escritores por alejarse de
la subordinación colonial de las letras, de la cultura e incluso de la política
castellanas, y entender así cuáles fueron las necesidades sociales, políticas e
incluso personales de los jóvenes intelectuales de la época, para entender
también que las llamadas literaturas nacionales deseaban sustentarse en las
universales, permitiéndose conocer diversas literaturas como medio para “libertarse de la tiranía de alguna de
ellas”, como afirmó el intelectual José Martí, (Martí por Josiowicz, 2008: 2).
En el caso específico de Colombia, aproximadamente en la década de 1880
comienza a manifestarse una nueva y definida ruptura entre la literatura y las
ideas que se respaldaban de las de la literatura Española; la prensa literaria
de la época fue de gran importancia para dar cuenta de dichas necesidades. Así,
en el caso puntual de Revista Gris (Bogotá:
1892-1896) esta punzante ruptura se evidencia en los textos críticos publicados
en la misma, pues sus páginas se componen de ideas provenientes de las nuevas
manifestaciones de otras naciones –especialmente el Simbolismo (movimiento
artístico surgido en Francia a finales del siglo XIX) (Estebanez, 1996).
La mayoría revistas que se crearon en esta época se convirtieron en una
proclama de los nuevos tiempos pues desplegaban ideas de la crítica moderna que
llegó con nuevos objetivos, que empezaron desde el mismo vocabulario: se le
exigía a la poesía darle importancia a cuestiones de forma por encima del
contenido, así, el modernismo llegó irrumpiendo fuertemente los cánones
establecidos por la tradición, como sostiene David Jimenez Panesso en su libro
“Historia de la crítica literaria en Colombia. 1850-1950” (Jiménez, 2009: 175).
En el marco del proyecto investigativo El crítico de lo cultural en las
publicaciones periódicas de 1900 a 1960. Una forma histórica del intelectual
colombiano que viene trabajando el
grupo de investigación Colombia: tradiciones de la palabra de la
Universidad de Antioquia, se tiene como resultado parcial este artículo
en el que se pretende demostrar, mediante el estudio y análisis de los textos
críticos de Revista Gris, la
importancia de la misma como órgano promotor y difusor de las ideas nacientes,
en cuanto al modernismo, que se formaba en Hispanoamérica, específicamente en
Colombia. De igual manera se prender dar cuenta de las
delimitaciones-limitaciones o deseos intrínsecos, por parte de los críticos
modernos de Revista Gris, en la
necesidad de expansión de la literatura. Se intentará demostrar de qué forma el
llamado exotismo (término con el que
se entenderá la idea de cosmopolitismo y evidenciado en las páginas críticas de
Revista Gris), que se desliga de España para dar paso a las diversas literaturas
mundiales, lo que hace básicamente es subordinarse a Inglaterra, Alemania y
especialmente a Francia, ya que en ese deseo de expansión subyacía un anhelo
por la copia de los modelos de vida
franceses.
Para dicho efecto se propone comenzar haciendo un breve acercamiento
conceptual e histórico al término “cosmopolitismo”. De manera seguida, se harán
algunas apreciaciones a cerca de la norma –tradicionalismo, costumbrismo
conservador de la Regeneración– que imperaba en el momento pero que empezaba a
quebrantarse en las últimas décadas del siglo XIX. Luego de esto se analizará
la forma en la que la nueva norma que llegaba –el modernismo hispanoamericano
con ideas cosmopolitas traídas en su mayoría de países europeos– se contrapone
a las ideas que circulaban en el momento. Utilizando como paradigma de todas
estas cuestiones a la Revista Gris,
se pretende dar cuenta de su importancia en la creación de esta nueva fuente de
ideas, de la contribución de sus páginas críticas al ámbito literario de la
Colombia de finales del siglo XIX. Finalmente se intentará demostrar la manera
en la que ese aporte de Revista Gris
muta a un cosmopolitismo con ideas bastante aferradas a las concepciones
francesas.
Aproximación a las concepciones sobre “cosmopolitismo”
El cosmopolita es comúnmente conocido como el ciudadano del mundo, atendiendo a su origen griego –“cosmo”
(mundo), “polites” (ciudadano)—(Pogge, 2010: 143). Filosóficamente, el término,
entendido como una posición intelectual, se evidencia como la renuncia a
sentimientos patrióticos o culturales que contribuyen a la construcción de la
nación. Esta teoría es exhortada en sus inicios por una sociedad burguesa que
tiene como principio la unidad del género humano, situación que deriva además
en una debilitación de la construcción de la patria y en el abandono de los
pueblos del deseo de su independencia nacional (Diccionario Soviético de
Filosofía, 1965: 89).
En el ámbito histórico y político, Gutiérrez Girardot, si bien no acuñó el
término “cosmopolitismo” en sus investigaciones, es consciente de una evidente
generalización mundial naciente de las visiones y mentalidades. Tomando como
referencia a Hegel analiza la manera en la que después de pasar de concebir el
arte como revelador de una verdad y como enaltecedor del espíritu (como en la
época clásica) se llega a una “nueva época” –en el siglo XVII, con el
resurgimiento de la clase burguesa, la consolidación del capitalismo como sistema
económico, así como el nacimiento del romanticismo europeo y su exaltación al
individuo–, en la que el hombre se entrega a sus pasiones y gozos, situación
que desata la necesidad de una individualidad que hace al individuo convertirse
en medio y fin de otros individuos.(Gutiérrez, 1987: 60-61).
Por consiguiente, con la llegada del Cosmopolitismo a Latinoamérica,
fenómeno fundamentado en ideas políticas y económicas, se cambió el rumbo
social, artístico y literario de las naciones latinoamericanas –cuestiones
completamente cercanas, desde luego, a la realidad colombiana.
Las lógicas europeas, que desde la colonización habían tenido importancia
en Hispanoamérica, estaban teniendo un espacio de mayor importancia en la
dinámica social colombiana en las últimas décadas del siglo XIX. El historiador
francés Fréderic Martínez en su libro “El Nacionalismo Cosmopolita. La
referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845-1900”,
publicado en el 2001, señala que todas las naciones necesitan modelos y bases
teóricas para su construcción y dichas bases, en Hispanoamérica, fueron en su
mayoría europeas, cuestiones que se evidencian en la toma de modelos
económicos, en las formas de vida, en la adopción de ideas, incluso de manera
forzada (Martínez, 2001: 531-535).
Martínez ofrece un amplio análisis sobre la acogida de modelos europeos en
cuanto a la educación: las bibliotecas requerían material europeo para la
enseñanza pública y había en la prensa un alto nivel de difusión de anuncios
para el aprendizaje de las principales lenguas habladas o utilizadas en la
segunda mitad del siglo XIX: el inglés y en especial el francés. Así mismo,
encuentra que las obras literarias europeas en especial provenientes de Francia
y en menor medida Alemania e Inglaterra, tuvieron gran acogida por parte de los
lectores de la época, razón por la que expresa: “La palabra impresa, por lo
tanto, remite a los lectores a un universo cultural casi enteramente europeo.”
(Martínez, 2001: 116).
Es así como la realidad colombiana, que el ámbito político viene con un
conservadurismo regeneracionista que triunfa con la presidencia del intelectual
Miguel Antonio Caro quien constituyó a su vez parte importante de la
construcción literaria del país junto con Rufino José Cuervo y otros tantos
para quienes la literatura debía ser el puente para expandir las ideas
políticas de construcción de nación, basados en normas en su mayoría españolas,
comienza a ser traspasada por un ambiente cosmopolita casi en su totalidad, en
el que se hacen necesarios los modelos europeos para las construcciones
políticas, económicas, sociales y literarias de la nación. Y en el ámbito
literario, con la llegada de la crítica moderna –que busca en las obras una
idea de belleza alejada de todos los parámetros políticos– comenzará en
Colombia a verse, en esta necesidad de expansión y universalización.
La norma conservadora tradicional y el descontento con las
tendencias nacientes.
El siglo XIX, conocido en Hispanoamérica por las constantes guerras de
independencia de las colonias españolas desde 1810, lleva inmerso en su
literatura ese mismo ideal materializado en las guerras. Así, la de este siglo
comenzó siendo una literatura que iba de la mano de la construcción política de
las naciones.
Por su parte, la sociedad colombiana del siglo XIX estaba constituida bajo
unos parámetros que creían con firmeza en el progreso guiado por la tradición,
donde se sentarían las bases para la unidad de Hispanoamérica.
Existe una división que Panesso denomina “el aquí clásico-el allá
moderno”, momento en el que quienes no querían la llegada del modernismo la
veían ya muy cerca de irrumpir la estabilidad tradicional de las letras
colombianas. El desorden y la embriaguez junto con el ansia de autonomía del
individuo eran cuestiones altamente criticadas y deslegitimadas por escritores
y políticos de la época como Miguel Antonio Caro, quien consideraba que “la
unidad de América era […] un hecho, no un proyecto” (Panesso, 1994:15),
pensando en que debía continuarse con las raíces del catolicismo, de la lengua
castellana y el clasicismo. En esta época se tenían como referentes en la
dramaturgia a: Moreto, Calderón, Moratín, Bretón de los Herreros; en la
novelística a: Cervantes, Le Sage, Quevedo, Mazoni. Así, los críticos de la
época, buscaban a toda costa definir los límites de las escrituras de cada
nación y se enfrentaron a grandes pugnas en las últimas décadas del siglo por
su labor casi enfermiza de invadir los demás géneros literarios delimitando lo
que se consideraba moralmente “bueno” o “malo” para las letras, buscando así
que se mirara como modelo a España (lo que pensaban algunos escritores) o que
se utilizaran como parámetros sólo los construidos dentro del territorio, razón
por la que el costumbrismo, como movimiento que buscaba relatar la realidad
cotidiana de las costumbres de las naciones, fue el que expuso las ideas de
estas décadas.
En ese sentido, la literatura, y el arte en general, era entendidos como
aquellos que constan de un elemento fundamental: el ideal, razón por la que se
liga indiscutiblemente a la misma con la mística religiosa. Miguel Antonio
Caro, en un artículo publicado en el año 1882, titulado “La religión y la
poesía”, en el que hace argumentaciones relacionadas con la necesidad de
vincular a la literatura con esta mística mencionada, habla además del
escepticismo, que considera como una enfermedad, como una inteligencia
paralítica pues “(…) la poesía en su forma natural, más pura y más gloriosa es
épica o lírico-heróica, religiosa y patriótica y no expresa las aberraciones de
un individuo, sino las creencias en los sentimientos de un pueblo” (Caro, 1888:
314).
Así, la literatura será toda aquella escritura que en la que se encuentre
a Dios en su fondo más puro, pues más adelante reitera que “el talento poético
y el sentimiento religioso son cosas distintas, pero no independientes…” (Caro,
1888: 323).
Para él, como para el común de los escritores de la época, la “Verdad”
estaba por encima de la razón, no perteneciente a los saberes humanos, como se
pretendería en tiempos posteriores, buscando así la reverencia a los “modelos
venerables de la tradición y las normas de la naturalidad y el buen gusto”
(Panesso, 1994: 16), procurando también encontrar vínculos sólidos y
universales de los elementos mencionados (religión, lengua, hispanidad y
clasicismo). No había razón que justificara el progreso, más allá de las normas
morales y la fe católica.
Jóvenes comprometidos con el modernismo
La Revista Gris, fundada por
Maximiliano Grillo, es según David Jiménez Panesso (Panesso, 1994: 236) el primer
órgano literario que defiende las ideas nacientes y es también la evidencia de
la influencia de la corriente del “decadentismo” francés en Colombia, situación
demostrada con las ideas propuestas en el primer número publicado en el mes de
octubre de 1892, en el que se deja clara la necesidad de abogar por una
literatura alejada de la construcción de nación, como proclamaban los
románticos, una literatura que ya no quería más ser un medio para las
enseñanzas políticas y económicas, sino un fin en sí misma y más cercana a la
belleza y a la estética:
“(…) nos guía, más que el deseo de conquistar un nombre en el mundo
literario, (…) el vehemente deseo de que los jóvenes colombianos, dejando por
momentos las ardientes luchas de la política, dediquen, si quiera sea pequeña,
una parte de sus horas de solaz al noble cultivo de las ciencias y del arte.”
(Revista Gris, 1892: 1)
En su artículo titulado “Tres Revistas”, Gutiérrez Girardot sostiene que Revista Gris se presenta como la revista
de la juventud bogotana estudiosa. Situación que se veía en Europa también,
lugares en los que ya no se ocupaban de la salud y el deporte sino de la
política y la sociedad (Gutiérrez, 1991).
Así, en las páginas de esta revista se vieron desplegadas ideas que serían
base para el movimiento naciente en la época. Los jóvenes autores que
comenzaban a aferrarse a ideas pertenecientes a las nuevas tendencias buscaban
la divulgación de su pensamiento universal.
Maximiliano Grillo (1868-1949) —director de Revista Gris junto a Salomón Ponce Aguilera (1868-1945) —, fue
quizás uno de los primeros exponentes de las ideas del modernismo en Colombia;
si bien fue reconocido como poeta, hizo evidente su pensamiento en pugna con
las estéticas tradicionales de escritores tradicionalistas (aferrados a las
formas españolas), abogando por la necesidad del conocimiento de una literatura
global.
Estas ideas las dio a conocer por medio de sus críticas incisivas, como se
demuestra en uno de sus artículos, publicado en el segundo año de la Revista,
en homenaje al escritor colombiano Diego Fallón (Grillo, 1894: 247-255) en el
que hace además un claro listado tanto de los escritores reconocidos
tradicionalmente en el país como de los que él considera son los modernos,
además de anotar sus influencias que pasan ya de las tradicionales a las
francesas como France, Bourget y Taine.
En la introducción del texto, Grillo habla sobre su aversión a los tiempos
pasados: “Lo de lamentar los años idos y hallar siempre mejor lo antiguo si
suele ser en determinados casos sentimiento que la razón aprueba, en otros no
es más que mera nostalgia del pasado.” (Grillo, 1894: 248). Y más adelante
refiriéndose a los nacientes escritores, dice: “La producción literaria de los
miembros de la nueva generación es menos abundante porque es más meditada, en
la generalidad de los casos. La sinceridad del sentimiento y la creación
consiente son los principales móviles de los poetas y prosistas modernos.”
(Grillo, 1894: 250).
Así mismo, en su artículo “Peñas Arriba” publicado en el segundo año de la
revista, Grillo sostiene que la sociedad de su época no se encuentra toda
preparada para el progreso, razón por la que se ve obligada a volver atrás a
recuperar modelos obsoletos, cuestión con la que los modernistas se mostraban
en total desacuerdo. Este artículo, se centra en el análisis de la obra “Peñas
arriba” de D. José María de Pereda, una de las obras mejor escritas en su
contemporaneidad, según Grillo, pues sostiene el autor del artículo que Pereda
“prefiere pintar detenidamente el escenario donde se desenvuelve lo que solemos
llamar con impropiedad la acción de la novela a meterse en muchas honduras
psicológicas” (Grillo, 1984: 89), así la majestuosidad de Pereda se evidencia,
apunta Grillo, en la descripción de la naturaleza. Con este tipo de análisis a
la obra se hace evidente no sólo el deseo modernista de que primen la belleza y
la forma por encima de cuestiones de contenido sino que hace un llamado a
prestar atención a esos nuevos puntos de referencia con los que se comprobará
la calidad de las obras.
Por otro lado, en su artículo “Frutos de mi tierra”, publicado en el
tercer año de la revista, Grillo, defiende la escritura realista de Tomás Carrasquilla
al decir que los moralistas no deben juzgar o censurar su obra por pensar que
salen mal librados por cuestiones de “patriotismo regional”—pues los personajes
de esta obra resultan vulgares y grotescos pero nunca falsos o exagerados,
según Grillo— haciendo evidente además que las costumbres reales, resaltadas
por Carrasquilla en su obra, pueden ser comunes a las de otros países pues,
explica que “las pasiones de los hombres son, en lo esencial, unas mismas en
todas las latitudes” (Grillo, 1896: 16-17), demostrando así su idea recurrente
acerca de que no hay literatura de un país u otro, las ideas son universales y los escritores lo
que hacen es darle a sus escritos dicha universalidad.
Así mismo, Salomón Ponce Aguilera en su artículo titulado “Cuestión de
nombres”, en el que se enfrenta al guatemalteco Rodulfo Figueroa, quien se ha
referido con desidia a la Revista Gris
al decir que “mientras más tonto y descabellado sea lo que en ellas se diga,
tanto mejor.” (Ponce Aguilera, 1894: 214), expresa, desde el epígrafe del texto
(“Un nom?... Hé! Qu’importe un nom?”) lo
innecesario que resultan para él los apellidos y los nombres en la cuestión de
la buena literatura y el verdadero arte, guiándose por ideas como ésta: “Los
que hablamos de Cervantes, aquí o ahí—me decía hace poco en una carta la Sra.
Pardo Bazán, con motivo del decadentismo
francés que va abriéndose paso entre nosotros—tenemos una tradición de
serenidad y de equilibrio mental que debe guiarnos para enseñarnos á reírnos de
esas pinturerías que huelen á almizcle” (Ponce Aguilera, 1894: 215),
refiriéndose a la necesidad de hacerse los de oídos sordos frente a los
críticos que como Figueroa, pretendían obligar a retroceder a estas nuevas
tendencias.
Alfonso Villegas Arango publica en la revista en el año 1895 un artículo
titulado “Baldomero Sanín Cano”, en el que describe el momento en el que
conoció al joven escritor, hombre por quien demuestra sentir gran admiración,
sin embargo, al momento de hablar de su obra manifiesta su descontento, al decir
que la nouvelle francesa es el género
que Ponce Aguilera cultiva mejor, pero dice Villegas que le da tristeza no
encontrar más contenido local en su obra ya que una labor digna de aplauso es
la de construir literatura de la patria. Cuestión con la que se evidencian dos
cuestiones: por un lado, la mirada de los jóvenes intelectuales a las formas
europeas, con énfasis en las francesas y por otro lado el repudio de los
escritores inscritos en el tradicionalismo, a estas nuevas formas.
Por otro lado, Baldomero Sanín Cano, uno de los precursores, sin lugar a
dudas, del modernismo, con su texto “De lo exótico”, manifiesta, de forma más
concisa y clara que los demás escritores, el desapego a la necesidad de la
creación de una literatura nacional —que era el fin de los escritores
románticos en Latinoamérica durante el siglo XIX—, y hace un llamado a los
jóvenes escritores para que desliguen su literatura de los hechos políticos,
invitándolos a la incursión e inmersión en las letras del mundo, pues, siendo
firme en su posición, considera que:
“Es miseria intelectual ésta á que nos condenan los que suponen que los
suramericanos tenemos que vivir exclusivamente de España en materias de
filosofía y letras. Las gentes nuevas del Nuevo Mundo tienen derecho á toda la
vida del pensamiento.” (Sanín Cano, 1984: 291).
Así mismo, Ricardo M. Tirado, coordinador junto a Max Grillo, del último
año de la Revista Gris, manifiesta la
necesidad de expresar sus ideas desde la belleza y no ya, como se ha
manifestado, desde la política o ideales sociales, es decir, un arte que se
baste por sí mismo. Con su artículo titulado “Traductores”, publicado en el
segundo año de la revista, con el tema de la traducción, se inmiscuye en una
cuestión de estética, de forma y estilo, términos determinantes para las nuevas
tendencias. El texto, se remite al estudio de las pésimas traducciones que se
le han hecho a los poemas de Heredia; Tirado se refiere a ellos con desprecio:
“Escritores de muy poca valía, y poetas algo más que medianos, de estos que
abundan por acá, se han dado á poner en español los cincelados sonetos del
libro de Heredia, ese libro que en concepto de un crítico de la Península, es
la nota más alta de la lira parnasiana.” (Tirado, 1894: 220), demostrando con
estas palabras la importancia que cobraba para estos jóvenes escritores y
críticos la forma que debía ser
demostrada en las verdaderas composiciones artísticas, alejada, claro está, de
todos los fines morales, pedagógicos, políticos o constructores de nación.
Es así como la crítica se convierte en un medio para manifestar las nuevas
ideas, mostrando de forma evidente el desapego a los tiempos tradicionalistas.
Existe una aversión contra elementos utilizados por los tradicionales como el
latín, el griego y la utilización ya, del inglés, el alemán y el francés,
principalmente, así como el empleo de teorías producidas en Francia de críticos
como Paul Bourget.
A modo de conclusión
El modernismo en Colombia, abanderado por quienes ya se han mencionado, se
distinguió, además de tomar al arte como un fin, no como un medio (en el que
primara la belleza y no fuera un puente para los ideales políticos y económicos
tan aferrados al romanticismo hispanoamericano y a la construcción de nación en
esta época), por una necesidad de expansión de horizontes culturales y de
temáticas.
Nacía entonces un cosmopolitismo traído por los modernistas no solo de
Colombia sino de toda Hispanoamérica. Sanín Cano introduce un término que
podría dar nombre a esta corriente de ideas: el exotismo, término que no se
refiere a las ideas románticas que sostenían la necesidad de crear ambientes
lejanos y fantásticos, sino a la indagación de los sentimientos no explorados
en el ser humano. Es decir, un cosmopolitismo que se abriera no solo a la
diversidad de culturas sino a la diversidad de sensaciones profundas de las
virtudes artísticas de cada ser.
Es por esto que Revista Gris,
siendo una de las pioneras en la divulgación de dichas ideas, se encuentra
recubierta del cosmopolitismo como vehículo, trampolín o tal vez excusa para la
emancipación de los preceptos políticos antes mencionados, en especial los
impuestos por España.
Las ideas de la Península parecían ya arcaicas, cercanas al desuso. De
este país sólo se rescataron los escritores contemporáneos que apoyaban las
ideas nacientes como Emilia Pardo Bazán y Armando Palacio Valdés[3].
Y es así como en un intento por alejarse de los parámetros de la
literatura española, de su crítica incisiva, que es la de todos los
tradicionalistas –aferrados a la idea de subrayar y delimitar los parámetros
bajo los que se debía hacer una literatura digna de una nación–, se buscaron
otros horizontes que sirvieran como fuentes para el desarrollo de la literatura
colombiana, por otros caminos: se buscaba la apertura de un camino cosmopolita,
y en las páginas críticas de Revista Gris,
se hace evidente la construcción de un camino que conduce ya a otras fuentes.[4]
La fuerza de las ideas independentistas demostradas en las ideas de
intelectuales como Antonio Nariño, Simón Bolívar, o el apego a la corona española,
a la religión Católica como fuente de progreso y el empleo del latín y el
griego como fuentes de instrucción que utilizó Miguel Antonio Caro, fueron los
puntos de desapego más importantes con la llegada de las nuevas tendencias.
Parece además que el modernismo naciente es fruto del pensamiento de un
grupo selecto de escritores y no de la generalidad de los intelectuales y
escritores de la Colombia de finales de Siglo. Luis María Mora, perteneciente
al grupo de contertulios de la Gruta Simbólica, defensor de las normas
literarias antiguas, de forma paralela, pero no conjunta, con Tomás
Carrasquilla, se encargan de criticar y desprestigiar este movimiento
precisamente por esta situación: la individualidad y la extrañeza de los
pensamientos de este grupo de jóvenes, desarraigados por completo de las ideas
nacionales, apegos entonces a fuentes o teorías que parecían flotar en el aire
y que no encajaban con la realidad colombiana (Mora, 1936:147-48).
La revisión de los textos encontrados en Revista Gris da cuenta de un vuelco considerable en cuanto a las
concepciones del arte en esta etapa de transición, repudio e ideas nacientes.
Lo primordial era la construcción de una literatura en la que primara la
belleza que se consideraba como la fuente de la “Verdad”, como lo afirma el
escritor argentino Calixto Oyuela en su texto Apuntes Estéticos, publicado en 4 entregas en Revista Gris. Con la publicación de este extenso texto, se
evidencia, además de la influencia de escritores argentinos –que se sabe por la
historia que a mediados del siglo XIX convirtieron a Buenos Aires en una
réplica de París– la clara posición de los jóvenes modernistas productores de
la Revista Gris y los parámetros bajo
los que construyeron su literatura en su anhelo por derribar los modelos
anteriores. Ambas ideas conllevan a pensar que estos jóvenes escritores tomaron
como un nuevo “refugio” a las ideas francesas, para alejarse de raíz del
yugo-refugio que venía desde la Colonia: España.
Y si lo que se buscaban era un amplio horizonte del mundo y un
conocimiento de todas las literaturas, a lo que se pudo llegar fue a la
utilización de modelos europeos, en tierras latinoamericanas, de manera
forzada. París fue sin duda ese lugar al que todos miraron bajo esas ansias de
cosmopolitismo.
Resulta peligroso decir, entonces, que estos jóvenes modernistas,
designados por muchos como los cosmopolitas, lo fueran realmente pues aunque
propusieran un desapego total a determinadas culturas, parecía casi inevitable
que sus ojos se fijaran en Francia como la fuente de las nuevas propuestas
artísticas y que adoptaran el término de decadentistas,
luego de que éste fue asignado de forma peyorativa, por primera vez al poeta
Baudelaire.
Referencias
·
Ayala Poveda, Fernando. 1986. “Manual de
literatura colombiana”. Bogotá:
Educar Editores.
·
Caro, Miguel Antonio. 1888. “Los hermanos de las escuelas
cristianas”. En Caro, Miguel Antonio “Artículos y discursos”. Bogotá: Librería
Americana. Pp. 18-26
·
Caro, Miguel Antonio. 1888. “La religión y la poesía”. En:
Caro, Miguel Antonio “Artículos y discursos”. Bogotá: Librería Americana. Pp.
307-332
·
Grillo, Maximiliano. 1894. “Diego Fallón”. En: Revista Gris. Año 2, N°8. P.p. 247-255.
·
·
Gutiérrez Girardot, Rafael. 1987. “Modernismo. Supuestos
históricos y culturales”. Bogotá: Fondo de cultura económica.
·
Josiowicz, Alejandro. 2008. Cosmopolitismo y decadentismo en
la literatura latinoamericana. Rama (re)lee a Martí junto a Rimbaud. En:
Nómadas. Revista crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Nº18, Vol. 2.
·
Jiménez Panesso, David. 1994. “Fin de Siglo Decadencia y
modernidad. Ensayos sobre el modernismo en Colombia”. Bogotá: Presencia
·
Jiménez Panesso, David. 2009. “Historia de la crítica
literaria en Colombia. 1850-1950”. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia.
·
Martínez, Frédéric. 2001. “El Nacionalismo Cosmopolita. La
referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845-1900”. Bogotá: Banco de la República /
Instituto Francés de Estudios Andinos.
·
Menton, Seymour. 1979. “El
Cosmopolitismo”. En: Mentón,
Seymour. El Cuento hispanoamericano.
Antología crítico-histórica. Volumen II. México: Fondo de Cultura
Económica. P. 7.
·
Mora, Luis María. 1936. “Contertulios
de la Gruta Simbólica”. Bogotá: Editorial Minerva, S.A.
·
Oyuela, Calixto. 1893. “Apuntes estéticos: I Del arte en
general, su importancia, II Fondo y forma, III Inspiración y reflexión, IV
Materia artística”. En: Revista Gris. Tomo I, No. 8, Pp. 257-264. Continúa:
Tomo I, No. 9. Pp. 265-272. Continúa: Tomo I. No. 10. Pp. 309-316. Continúa:
Tomo I. Nº. 11. Pp. 362-367.
·
Pogge, Thomas Winfried Menko. 2010. “Cosmopolitismo”. En:
Precedente: anuario jurídico, enero-diciembre. Cali. Universidad Icesi.
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Pp. 143-169.
·
Ponce Aguilera, Salomón. 1894. “Cuestión de nombres”. En:
Revista Gris. Año II, N°7. Pp. 213-216
·
Ponce Aguilera, Salomón. 1894. “Armando Palacio Valdés”. En:
Revista Gris. Año II. N°5. Pp.
143-155.
·
Revista Gris. 1892. En: Revista Gris. Año I. N°1.
·
Sanín Cano, Baldomero. “De lo exótico”. En: Revista Gris. Nº
9. Pp. 281-292.
·
Tirado, Ricardo M. “Traductores”. En: Revista Gris. Nº 7.
Pp. 220-224.
·
1975. “Cosmopolitismo”. En: Diccionario Soviético de
filosofía. Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos. Versión en línea: http://www.filosofia.org/enc/ros/cosmop.htm. Fecha de
consulta: 6 de marzo de 2014.
[1] Este artículo de investigación es derivado del proyecto El crítico de
lo cultural en las publicaciones periódicas de 1900 a 1960. Una forma histórica
del intelectual colombiano (2013-2016), ejecutado con recursos de la
Convocatoria de proyectos de investigación de Ciencias Sociales, Humanidades y
Artes (2012), financiada por el Comité para el Desarrollo de la Investigación
(CODI) de la Universidad de Antioquia; también se inscribe en el marco de la Estrategia
de sostenibilidad para grupos de investigación CODI 2013-2014.
[2] Integrante del grupo de investigación
Colombia: tradiciones de la palabra (categoría B Colciencias) en calidad de
estudiante de pregrado en formación; beneficiada con el estímulo Joven
Investigadora Universidad de Antioquia 2014.
[3]
Éste último porque, según dice
Salomón Ponce Aguilera, en un artículo a él dedicado, fue uno de los pocos escritores
españoles que supo traspasar los límites de la censura en España: “Palacio
Valdés para contestar á las censuras que los envidiosos le han hecho, afirma
que el Arte no tiene otros límites que los de la realidad, es decir, ningunos.”
(146).
[4] Es importante aclarar que Revista Gris está traspasada en su
totalidad por estas ideas nacientes ya mencionadas, no sólo en sus textos
críticos, sino también en las producciones literarias publicadas en ella; es
decir, cada publicación de la Revista da plena cuenta de los marcados ideales
de sus directores e integrantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario