Palabras claves: Territorio, Tenencia de la tierra, Conflicto armado, Violencia Política, Etnografía.
Recibido: diciembre de 2012 Evaluado: enero de 2013 Aceptado: enero de 2013
Milena Ricaurte
Sociología,
último semestre
Universidad
del Valle
The geographical landscape of Caloto.
A reflection of the armed conflict
in the North of Cauca state.
Abstract
This article comes from my first experience of ethnographic work, which I did with the rural community of Caloto, Cauca. I realize an exploration about the situation of the land property in some small villages of this region. I seek researching the relationship with the property of land and the armed conflict in 2010 year of the study. This year was the worsening period in the armed confrontation in the region, and still happening.
This article comes from my first experience of ethnographic work, which I did with the rural community of Caloto, Cauca. I realize an exploration about the situation of the land property in some small villages of this region. I seek researching the relationship with the property of land and the armed conflict in 2010 year of the study. This year was the worsening period in the armed confrontation in the region, and still happening.
Key words: Territory,
land property, armed conflict in Colombia, Political Violence, Ethnography.
…Lo que ha sido terrible pa nosotros es esa maldiga coca,
por mi, que eso nunca hubiera venido por aquí,
eso desorganizo mucho a la gente.
Camilo, Campesino de la zona rural de Caloto.
Introducción [1]
En 2010 realicé
un trabajo de campo en zona rural de Caloto, Cauca, uno de los lugares donde
con mayor intensidad se vive la guerra en Colombia. Fui allí con el propósito
de explorar en un micro universo los impactos del conflicto social y armado en
las lógicas y dinámicas de la tenencia de la tierra. Para tal fin realice ejercicios de
observación-participante en donde
entrevisté a algunos de los habitantes de la zona y sus lideres mientras
realizaba recorridos por la zona. Una de las primeras apreciaciones que recibí
me la ofreció, con voz pausada, suave pero firme Don Tuco, campesino de la vereda el
Carmelo: “Aquí nosotros los campesinos no
vivimos sino que sobrevivimos, eso es importante pa’ que lo aclare por allá.”
Como intentaré exponer en este artículo, la sobrevivencia
campesina, indígena y afro se orienta a hacer frente al conflicto social y
armado que ha vivido la zona durante los últimos 50 años, una sobrevivencia que
se encuentra sujeta a la desigualdad en la propiedad de la tenencia de la
tierra, la falta de inclusión política de las comunidades de la región. Y por
supuesto a la ausencia de políticas públicas de desarrollo económico y social
que cuenten con las comunidades para su definición e implementación.
Para dar cuenta
de algunos aspectos de la particularidad de este problema en el Cauca y en
particular la realidad de uno de sus municipios, el análisis global de la
tenencia y propiedad de la tierra lo he traducido en términos de una
metodología que me permite describir las condiciones
estructurantes y estructurales que expresan características de la tenencia
de la tierra que trataré en este articulo: uso y vocación de la tierra, el tipo
de cultivos; los impactos sociales que generan los cultivo ilícitos, la violencia
política y el desplazamiento forzado.
Por ser este un
trabajo exploratorio, el primer paso de mi Tesis (trabajo con el que pretendo
realizar un estudio mas profundo que involucra aspectos de tipo territorial
relacionados con el desarrollo de las dinámicas del conflicto armado) en este artículo me enfocaré
en dos aspectos: el primero es la descripción geográfica del territorio el
cual recorrí y que
identifica el tipo de cultivos
que se producen en la zona, una división espacial entre plan y montaña, y lo
que llamaré una división socio-cultural entre las comunidades locales. Esta
descripción me permite señalar algunos conflictos cotidianos entre los distintos
grupos sociales, y que dan cuenta de las circunstancias que general las
profundas diferencias existentes entre dichas comunidades. El segundo aspecto a
tratar es acerca de la expansión del
monocultivo y la expropiación de la tierra de los campesinos por mecanismo
legales y de coerción violenta, este tema lo trato a partir de una
caracterización cuantitativa del desplazamiento forzado.
Este ejercicio, que involucra una reflexión geográfico en términos
de las lógicas de la construcción territorial, lo construí a partir de una
superposición de paisajes como metodología de análisis que me permite, mas allá de escuetas descripciones, considerar la dimensión expresiva del paisaje de la
zona de estudio. Estos paisajes toman en cuanta las características físicas,
culturales y socioeconómicas del territorio. Con tal ejercicio me ha sido
posible rastrear no solo el impacto del conflicto armado y su incorporación en
la cotidianidad de los habitantes, sino también en el paisaje físico. En ese
sentido, la categoría de paisaje que guía mi análisis la tomé del trabajo
realizado por Gerardo Ardila quien plantea que:
El paisaje es
vida e historia y, a la vez, prueba de esa historia. Por eso los cambios del
paisaje tienen hondas repercusiones en la cohesión social, en la transformación
de los lazos sociales, y en la pérdida o transmutación de los sentidos y
significados de la vida. (Ardila,2006:22)
Esta definición me ha permitiro comprender que el paisaje no solo se
limita a la expresión física de un medio ambiente, sino que esta compuesto por
un entramado de situaciones, vivencias, memorias, historias, de cosas materiales
y de representaciones e identidades sociales.
Para el desarrollo del artículo, y con el propósito último de dimensionar qué elementos resultan pertinentes para realizar una
geografía de la tenencia de la tierra, los paisajes
que me propongo tratar son seis: (a) el paisaje reflexivo, que da cuenta de mi
experiencia como investigadora en cuanto a la relación que establecí con los
paisajes que encontré durante mi trabajo de campo; (b) El paisaje macro de la
tenencia de la tierra en Colombia. (c) El paisaje del uso del
suelo y la tenencia de tierra. (d) El
paisaje de la tierra y el conflicto armado. (e) El paisaje étnico-social y (f)
el paisaje de los impactos de la violencia: el desplazamiento Forzado.
El
paisaje macro de la tenencia de la tierra en Colombia. Cuando los
árboles no dejan ver el bosque.
Uno de los
primeros interrogantes que surgen cuando del
estudio del problema de la tierra
se trata es hacer referencia a cuál es la relación entre la tenencia de la
tierra y el conflicto armado. Una respuesta a ello puede encontrarse en el
despojo, el desplazamiento forzado o la migración. Parafraseando a Alejandro Reyes en su artículo “Violencia y
el problema agrario en Colombia”(1987), una de los efectos de la violencia es
la expulsión del campesinado de sus tierras y la concentración de la propiedad
rural, esta en si misma reproduce una población que es mayoritariamente
campesina, indígena y negra en el escenario de expropiación, mientras que
paralelamente se consolida un selecto grupo de propietarios minoritarios que
concentran la mayor parte de las tierras. Las cifras presentadas por el Informe
de desarrollo rural (PNUD 2011) muestran como el departamento del Cauca tiene
un índice de Gini de propietarios para el año 2009 de 0,84.
En
cuanto al desplazamiento forzado, que es
el reflejo vivo del conflicto social y armado, este tiene sus orígenes en
retaliaciones de tipo violento en la histórica disputa por el control
territorial entre actores armados legales e ilegales, pero también en la ausencia de inversión social que
garantice el bienestar de la población
rural, así como la falta de políticas de desarrollo rural sostenibles que
permitan el mejoramiento de la economía campesina. En ese sentido la población
del campo, principalmente las comunidades campesinas se enfrentan a un panorama
que no ofrece garantías para tener una
buena calidad de vida. La alternativa: huir a los centros urbanos, situación
que descompone la estructura económica y
social del campesinado.
El
contexto de este problema puede dibujarse a partir de los resultados arrojados
por el informe de desarrollo rural “razones para la esperanza” 2011 realizado
por Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Sustentado en
cifras gubernamentales y de organizaciones defensoras de derechos humanos, el
PNUD muestra como para el 31 de diciembre del 2010, Colombia contaba con 3,6
millones de personas en condición de desplazamiento forzado. El 40% del
desplazamiento forzado es causado por amenazas e intimidaciones, seguido por un
20% debido a combates, un 15% por masacres y un 10% por asesinato de alguno de
los integrantes de la familia. Por otra parte la compra masiva de tierras con
un 9%, es otro causante para el desplazamiento, seguido por el desarrollo de mega-proyectos, la siembra
de nuevos productos y de cultivos ilícitos 27%, y el comercio y el transporte
de sustancias ilícitas 24%.
Si bien la
tenencia de la tierra[2] y el desarrollo rural no ha
sobresalido en los últimos años en el escenario de la opinión pública nacional,
desde el año 2010 con el proyecto de reparación de victimas y restitución de
tierras[3] propuesta por la administración
Santos y aprobada en el 2011, además en el marco de los diálogos de paz con la
guerrilla de las FARC, el tema volvió a ser
abordado por los medios de comunicación, aunque para las organizaciones
campesinas, el problema agrario, ha sido históricamente el centro de sus
exigencias. Durante el periodo de Álvaro Uribe en la presidencia de la
república, el tema de la restitución no fue tratado. En la actualidad el
panorama ha cambiado aparentemente y por la presiones de diferentes sectores de
la sociedad nacional e internacionales que dan la expectativa de alcanzar la
paz por medio del dialogo.
No obstante, tras
mi recorrido por el Cauca, la revisión de documentos que acompañan mi artículo,
y al leer la ley de victimas quedo con el sin sabor que los títulos de
propiedad, así como la asignación de hectáreas de tierra del gran latifundio a
desplazados, no será tratado. Eso me lleva a pensar que la estructura de
tenencia tal cual existe hoy día continuará , y la “solución” propuesta no será
mas que titular los baldíos para compensar a la población desplazada.
Este tipo de
soluciones no toman en cuenta la naturaleza del problema de la tierra en
nuestro país. Su tenencia se ha configurado alrededor de dinámicas tales como
la violencia, el latifundio versus
minifundio, ausencia de políticas de desarrollo rural, pobreza y podría seguir
enumerando, y una legislación que se ha quedado en el formalismo burocrático,
porque no ha logrado asignar los títulos de propiedad a los campesinos
tenedores de la tierra (Roa, 2009). Tales dinámicas han generado –según se
desprende de los informes antes citados- que las fronteras agrarias, y la forma
de explotación y tenencia de la tierra permanezcan estáticas, en un acumulado
de circunstancia que, desde la Colonia, pasando por la independencia, la época
republicana y los años de Estado social de derecho, han consolidado la
concentración de la propiedad en el latifundio, este hecho se evidencia en la
observación directa del campo, más adelante profundizare sobre el tema.
Ahora bien, la tenencia de la tierra, se encuentra trazada por
un elemento de interés económico acumulativo que se encuentra estrechamente
relacionado con intereses de orden político e ideológico. En palabras de Darío
Fajardo:
Las condiciones de la política
macroeconómica para la producción agrícola y pecuaria, en particular, las tasas
de interés y cambiarias, y en conjunto, la sobreprotección brindada por el
Estado al sector financiero, han confluido con la concentración de la propiedad
y las consiguientes rentas monopólicas de la tierra, para generar una
agricultura no competitiva, con limitaciones en sus articulaciones con sistemas
eficientes de procesamiento agroindustrial y comercialización.(Fajardo,2000:13)
Por tanto, el siguiente apartado dará cuenta de la materialización
de ese orden político, económico e ideológico en la zona de mi estudio.
El paisaje reflexivo. El ser y estar en una zona roja
No se a ciencia
cierta cual es la definición epistemológica de “zona roja” supongo que es una
definición propia del sentido común de un lugar que se caracteriza por tener
unos altos niveles de violencia que ponen en peligro la tranquilidad e
integridad física de pobladores y visitantes. En un día de aparente normalidad un visitante
nuevo no percibiría el temor de los combates, por el contrario recorrer el
parque central de Caloto genera tranquilidad, ya que tiene una atmosfera
colonial, sus casonas blancas de puertas y ventanas grandes, dan un ambiente
agradable, sin embargo considero que es como estar en el ojo de un huracán
aparentemente nada pasa, pero de un momento a otro el viento arrasa lo que sea.
Las veredas que visité (Véanse mapas 01 y 02)
comprenden en la parte plana y de pie de
monte: Huasano, El Carmeno, Venadillo y Pedregal, perteneciente a la zona de
reserva campesinas, cuya iniciativa se amparo de la ley 160/1994.[4]
Mapa 01. Ubicación de veredas de
estudio según tipo de suelo Fuente:IGAC
Mapa
02. Ubicación de veredas de estudio según catastro municipal. Fuente: IGAC.
El camino dese
Cali, es relativamente corto hasta Caloto, quizás se encuentre a una hora y
media máximo dos horas en bus. Al llegar me instalé en casa de un amigo y su
familia ubicada en una de las veredas
estudiadas. Como toda familia campesina nos acostamos a dormir temprano muy a
las nueve estaba lista para dormir a eso de las 11 y media de la noche, escuche
unos gritos de una mujer luego unas motos y
después no se volvió a escuchar sonido alguno salvo de los perros que
según la señora de la casa le ladran al diablo o a algún espíritu travieso. Al
día siguiente le pregunte a mi amigo que había ocurrido el me respondió:
“No te
preocupes, esa mujer esta loca, grita por todo, en cuanto a las motos son los
muchachos que vigilan por la noche, ellos siempre están pendientes que no se
vayan a meter los paras”
La sombra del
paramilitarismo rondaba aun por la vereda y la incertidumbre de que en
cualquier momento pueden presentarse un combate me mostró que en verdad era una
zona roja. Otro elemento que me pareció propio de lo que coloquialmente se
llama zona roja, fue el número de retenes del ejército en un recorrido corto,
cuatro en total.
La observación en
Caloto la realicé a finales del año 2010, la primera vez que salía de la Universidad para hacer
trabajo de campo. Al principio pensé que obtener la información para el estudio
del problema de la tierra en ese
lugar, sería más sencillo. Por el contrario, fue sumamente complicado hablar
con la gente del problema de la tierra, era retomar una historia que aun no
tiene desenlace, implicó revivir el recuerdo de los destierros, de los
disparos. Este ejercicio implicó revivir
el hecho que en esas tierras se derramó y se sigue derramando sangre.
El recorrido que realicé comprendió la zona rural del Municipio de
Caloto Cauca, en las veredas el
Pedregal, Venadillo el Carmelo, Huasano, el corregimiento del Palo. En este
viaje hablé con algunos campesinos que
nacieron y crecieron allí y quienes me
mostraron la belleza del paisaje
y me relataron acerca de algunos momentos de sus vidas, historias que se
relacionaban con el desplazamiento en el 2006 y el retorno a sus tierras dos
años después, los temores cuando se dan los combates entre el Ejercito y el
Sexto frente de las FARC, y deben refugiarse, relatos acerca de sus cultivos,
de las luchas que han tenido que dar para lograr tener algún pedazo de tierras.[5]
Para referirse a la tierra y el conflicto agrario que se ha
presentado durante décadas en la región, los campesinos resumen en pocas
palabras: que el problema del campesino ha sido siempre el de la explotación a
manos de una minoría que se ha consolidado como propietaria y la de una
violencia que se ha ido incorporando en su historia cotidiana.
Tuve la oportunidad de conversar con un hombre de la tercera edad
que toda su vida ha trabajado la tierra, a dos lideres cuarentones que han
estudiado muy bien la problemática agraria y que la viven en carne propia, a un
joven de 25 años que huyó con su familia cuando tenia 20 y hace un año regreso,
a su mejor amigo, de la misma edad, que ha sido amenazado por paramilitares, y
a una mujer madre de familia.
Ellos me dieron las perspectivas de su hogar, yo vi a través de
sus ojos ese paisaje que mezcla imágenes de canchas de fútbol, tanques del
ejército y el fuerte contraste que existe en la tenencia de la tierra en manos
de grandes latifundistas y pequeños campesinos. Contraste que será tratado en
la siguiente sección.
El paisaje del uso del suelo
y la tenencia de tierra.
A partir del inicio de la vía Panamericana Saliendo de Cali la imagen será una sola y tenderá a repetirse
en dos cuadros. Inmensos cultivos de caña que se intercalan con inmensos
terrenos de pastos donde pasta el ganado. Según un informe del Banco de la
República el Cauca, cuenta en la actualidad con 3.050.900
hectáreas, lo que representa un poco más del 2,5% del territorio nacional, pero
de esta cifra se encuentra distribuida de forma inequitativa como demostrare a
continuación. El relato de Don Tuco un hombre mayor que ha vivido todos sus
años entre Jambaló y Caloto me dio su opinión frente al tema de la tenencia de
la tierra.
El campesino ya no es el de antes, antes un campesino podía tener
50 hectáreas de tierra, ahora solo tiene si mucho dos, ahora todas las tierras
las tienen las multinacionales nos tienen cercado. (Entrevista con Don Tuco
campesino de la vereda el Carmelo, dic/ 2010.)
Con la implementación del monocultivo de la caña, la expansión del
latifundio en las tierras más fértiles, se dio una reordenamiento del paisaje
geográfico y avance de la frontera agraria hacia la parte alta de la cordillera
central. Para analizar con mayor detenimiento esta realidad es necesario
retomar el estudio en el uso del suelo. Según el Estudio general de suelos y
zonificación de tierra para el Cauca realizado por el IGAC, este departamento
no tiene mayor vocación agrícola, es decir no tiene tierras de clase 1. Las
clases para el estudio del suelo son ocho y se designan con números arábigos
del 1-8, las cuatro primeras son de la mayor calidad para ser arables para el
cultivo y pastos. Las clases 6-7 tienen limitaciones severas por lo que son
aptas par plantas nativas o para cultivos específicos.
La parte plana es la tierra con más vocación agrícola, mientras
que las tierras altas se encuentran sembradas de bosques y monte dificultando
una optima producción de los cultivos. Existen muy poca documentación que
sustente el estado de las tierras del lugar, quizás se ha centrado más en el estudio
de la población indígena que la de la campesina. Sin embargo se encuentra
que a pesar de la gran diversidad de sus
suelos, gran parte del departamento no tiene vocación productiva. Según
Gamara(2009) el 36,41% son suelos que se deberían destinar a la “conservación”
y el 25,11% adicional se debería
destinar a “producción y protección forestal”. Esto quiere decir que más de la
mitad de los suelos del Departamento tiene limitantes productivos, sin tener en
cuenta restricciones adicionales, como por ejemplo, la falta de
infraestructura, tal como la de carreteras pavimentadas en las zonas que en
efecto tienen vocación agrícola (Gamara 2009:8).
¿Cuál es el tipo de suelo que compone la zona estudiada? ¿Esta
composición ha influenciado en la tenencia de la tierra? Para responder a estos
interrogantes tomé dos veredas de la investigación, por una parte la Vereda
Venadillo ubicada en la parte montañosa y El Carmelo ubicada en el pie de
monte. El Carmelo tiene una vocación del suelo de LQAe2[6] según el estudio mencionado, corresponde a un material parental
compuesto por cenizas volcanizas, suelos profundos, pendientes ligeramente
escarpadas, fuerte acidez y alta saturación de calcio, magnesio, potasio y
fósforo. Este tipo de suelo es apropiado para la ganadería extensiva
agricultura de caña, café, plátano y frutales.
Por otra parte Venadillo tiene una unidad de suelo de MRAfl el cual se caracteriza por tener un clima
seco y filos de montaña, pendientes entre 50-75% esta tierra esta utilizada en
ganadería extensiva pastos naturales, dadas las severidad que tiene, tiene
aptitudes de conservación de los bosques y vida silvestre, se recomienda
mantenerla sin actividad agropecuaria para la recuperación natural y de
reforestación. Estas son lo que teóricamente arrojan los estudios científicos,
en la observación en la parte plana que tiene una unidad de suelo de RWa es decir una apta para cultivos
anuales o transitorios como algodón, soya, maíz, frijol, hortalizas, tomate y
sorgo también es apta para cultivos semipermanentes como la papaya, la piña, el
plátano, la caña y la ganadería extensiva. Sin embargo el cultivo es en su
totalidad es de caña de azúcar y para su producción es necesario la adecuación
de la tierra y el uso de insumos.
En ese sentido el uso de la tierra si ha condicionado la
estructura de la tenencia, Venadillo es una muestra de cómo la frontera agraria
fue movida hacia las zonas forestales y aun sin condiciones óptimas para la
producción agrícola, alberga ha campesinos y sus familias quienes cultivan
plátano, yuca, maíz y hasta arboles frutales como guayaba y naranja.
El Carmelo por su parte, esta rodeado de caña de azúcar y para
acceder a las fincas campesinas es necesario recorrer un trecho de entre
cuarenta minutos y una hora a paso de campesino, a través de los
cañaduzales hasta llegar a los cultivos
que se encuentran en el pie de monte de la cordillera central.
El sobrino de Don Tuco se preparaba para su jornada de trabajo que
consistía en desyerbar una parcela que sería cultivada esa semana. Mientras
esperaba a su tío me señalaba el tipo de producción agrícola que se daba allí:
Aquí cultivamos plátano, yuca, maíz, marihuana y coca eso hasta el
gobierno lo sabe, por eso nos dice que nosotros los campesinos somos unos
narcotraficantes y guerrilleros. Pero es que aquí no tenemos vivienda no mas
mire cómo vivimos y la problemática es la educación y la salud. (Entrevista a Miguel joven campesino de la
vereda el Carmelo, dic/2010)
Con su mano me iba
señalando el estado de su vivienda, esta, hecha de bareque y techo de teja que
mostraba un deterioro propio de la falta de mantenimiento y de la inclemencia
del clima y el tiempo. La conversación con los campesinos fue corta ya que
debían irse a trabajar, no obstante a pesar del tiempo, me brindaron ideas
claves para abordar el tema de investigación: la primera, comprender que la
tenencia y distribución de la tierra es un problema de carácter histórico
complejo, con fuertes raíces en las lógicas de expropiación violentas desde la
colonia. Lógicas que se han reproducido a lo largo del tiempo por medio de
irregulares titulaciones de propiedad que ha sido utilizada como sustento
jurídico para la expropiación y apropiación de las tierras. Una de las
consecuencias mas notables: la frontera agraria hacia la parte forestal y, cómo
trataré en el siguiente apartado, una de las fuentes para el conflicto armado.
El paisaje de la tierra y el conflicto armado.
Todo el territorio
colombiano ha sido escenario de una profunda desigualdad en el ingreso y en la
riqueza, para el 2010 el DANE calculo un índice de Gini nacional en de pobreza
extrema de 57,6[7], el área urbana (cabecera)
contaba con un 55,4 y el área rural (resto) tenia 49,4 esta cifra tan elevada demuestra el grado de
carencias de infraestructura, calidad de vida de la población rural motivos del
fuerte conflicto social, conociendo este dato la cifras en la tenencia de la tierra no se
alejan mucho del resultado anterior.
Según el informe de desarrollo rural (2011) para el año 2009 Colombia tenia un
Gini de propietarios en 0,875 el de tierras en 0,86 y el de avalúos 0,84[8] cifra que según el mismo informe
tendió a aumentar durante los últimos años. La semilla del conflicto agrario está cruzado a su vez por la
falta de democratización del campo y de inclusión política del campesinado
(PNUD, 2011) en cada región el proceso
ha tenido su particularidad, la del departamento del Cauca se particulariza por
la fuerte represión por parte de una clase política blanca dueña de las grandes
haciendas de terraje[9] y de la resistencia colectiva de las comunidades campesinas,
indígenas y afros, que con el tiempo se han articulado en movimientos sociales
que han logrado, por medio de la movilización y de acciones colectivas,
permanecer y acceder a tierras y conformar sus propios territorios (Castillo,
2007).
Desde la época de la Colonia hasta inicios del siglo XX la
economía agraria del Cauca se baso en la producción de la Hacienda ganadera de
terraje. Durante este periodo las formas de producción de la tierra se
modificaron a partir de la exploración y colonización de nuevos territorios
antes impenetrable. El llamado Gran Cauca, había sido un gran estado durante el
siglo XIX, limitaba al sur con Ecuador, y llegaba hasta el norte en el Choco,
hasta lo que hoy se conoce como Panamá. El estado caucano se desmembrar en
unidades políticas y políticos regionales que pasa de tener su centro de poder
en Popayán y lo lleva a Cali, la elite caucana, que juega el papel de
aristocracia había basado su poder y su prestigio en la propiedad de la gran
hacienda, la servidumbre y la esclavitud. (Castillo, 2007:98)
La tierra era y sigue
siendo un bien valioso que en nuestro país genera una relación proporcional de
poder conforme mayor sea su posesión, es decir: según lo demostrase Fals Borda (1977)
la posesión de la tierra confiere poder. Esto tiene mayor impacto en las
sociedades agrarias, es decir, en aquellas que funcionan principalmente con
base en la explotación agrícola y pecuaria. De este modo es posible concluir
que la lucha por la tierra equivale a una lucha por poder y por la
riqueza, no solo del suelo sino también del subsuelo, en ese sentido la
cuestión agraria tiene de telón de fondo un modelo económico de producción y
por supuesto una concepción ideológica, de los terratenientes que mantiene una
visión especulativa y acumulativa, propia de una visión de producción pre
capitalista.
Ahora, en el contexto general, Colombia si bien ha tenido un
desarrollo de la industria sumamente fuerte a partir de la década de los
noventa con la apertura comercial, y de un estimulación de la producción de la minería realizada durante el gobierno de
Cesar Gaviria 1990-1994 en la que se puso en marcha el modelo neoliberal, este hecho trajo consigo
grandes transformaciones en el ámbito nacional. En cuanto a lo que respecta a
la agricultura, el plan nacional de desarrollo del gobierno de Gaviria, llamado
La Revolución pacifica, realizo dos grandes reformas, que según Carlos F.
Jaramillo comprendieron:
En primer lugar […] explícitamente
los productos del sector agropecuario dentro del programa de liberalización del
comercio internacional. Esto condujo a un desmonte gradual de la intervención
tradicional del gobierno a través de controles de importaciones, precios de
sustentación y compras directas de cosechas. (Jaramillo,2000:69)
La agricultura sigue siendo un elemento muy importante y
fundamental del sostenimiento de la economía en el país, ya que lo que se sigue
exportando en gran medidas es el café y las flores, mientras que la seguridad
alimentaria aun depende de la producción de las parcelas campesinas. Aun así, aquellas tierras que tienen la mayor
vocación agrícola se utilizan para la ganadería o el cultivo permanente,
dejando un margen entre poseedores y desposeídos, entre minifundio y latifundio
(Machado, 2004).
El Cauca y el Valle se dividen por un puente por el cual pasa el
rio Cauca y en donde siempre se encuentra instalado un reten del ejército, que
en ocasiones sirve para patrullar a los trenes cañeros que salen repletos de
caña de la plantación que se encuentra al lado del río. Limita al norte con el
Valle del Cauca y Tolima, en el oriente con Huila y Caquetá; en el sur se
encuentra con los departamentos de Nariño y Putumayo.[10] Para llegar hasta allí desde Cali, se debe ir hasta Santander de
Quilchao y después abordar otro bus los cuales suelen salir con mucha
frecuencia, el tiempo del recorrido es de alrededor de dos horas.
Al llegar al casco urbano
de Nueva Segovia de San Sebastián de Caloto, se puede observar su pasado
colonial representado en grandes casas pintadas de blanco, con ventanales y
puertas grandes que se entrelaza a su vez con las trincheras de la estación de
Policía, elemento que hace sentir un ambiente tenso, que para los habitantes
hace parte de su diario vivir. En el Municipio
convergen tres comunidades con diferentes identidades colectivas. Las
comunidades indígenas, las comunidades afros y las comunidades campesinas que
se encuentran organizadas en un espacio territorial determinado por límites
imaginarios y en los cuales en cada zona se rige por un reglamento interno
regido por cada la autoridad de cada comunidad.
Según constaté durante mi visita, la producción agrícola del lugar
se basa en el plátano, la yuca, el maíz, estos cultivos son principalmente de
pan coger ya que no existe una producción a gran escala, por el avance del
monocultivo de la caña y de la expansión del latifundio; en cuanto al cultivo
de coca y marihuana de la zona, estos se dan a la par con los cultivos
tradicionales. Las causas generales son semejantes a otras zonas del país como el
Meta y el Caquetá, en donde el campesino a falta de un desarrollo rural que
genere sostenibilidad económica, considera más viable este tipo de cultivo
ilícito por su fácil comercialización y por no tener una mayor inversión
(Molano,1987)
En efecto, la tierra que se encuentra en la parte plana según los
testimonios de las personas entrevistadas es la que ha sido expropiada a
campesinos pobres y adquirida por grandes terratenientes, quienes
han sido los grandes impulsores de la agroindustria de la caña de azúcar. Este
fenómeno, que se reproduce en la gran parte del País, consiste en un afianzamiento de la
concentración de la propiedad territorial rural que ocurre con fuerza
particular en las tierras de mejor vocación agrícola y pecuaria, aun cuando no
exclusivamente en ellas. Esto lo demuestra la Encuesta Agropecuaria (Fajardo,
2000:8). Uno de los campesinos entrevistados señala que
los dueños de las grandes hectáreas de la zona plana no son más que los grandes
ingenios:
[…] eso [las grandes
hectáreas] es de ASOCAÑA, por eso la problemática de nosotros los campesinos es
muy grande, nos estamos quedando sin tierras, y ellos se adueñaron de eso a
punta de marrullas [mentiras] y de bala ¿por que como más uno va a dejar la tierra?
(Entrevista a Don Tiberio, Campesino de la vereda El placer, dic/2010)
En el momento de
observación la característica más inmediata del latifundio son los inmensos
sembrados de caña de azúcar que simulan ser una gran cobija verde limón que cada kilometro permite ver un retaso
con una pequeña casa, y un minúsculo cultivo de yuca o plátano. Junto a esto,
la ganadería extensiva ha sido otra de las causas para fomentar la
concentración de tierras. Un informe publicado por la Universidad del Cauca en el
periódico El Liberal de Popayán[11] se afirma que lo más preocupante es que gran parte
del territorio caucano, al igual que en el resto del país, ha sido sometido a
usos no sostenibles que han generado impactos ambientales negativos
representados en la disminución de la capacidad productiva de los ecosistemas,
destrucción en la biodiversidad, erosión, sedimentación, contaminación de
suelos y aguas y alteración del balance hídrico de las cuencas hidrográficas.
Esta transformación del
paisaje ha sido largo proceso que caracterizado
por la migración hacia la parte montañosa del campesinado mestizo e
indígena desde la década de los años 60, esto sustentado por la ley agraria 135
de 1961 y la creación del INCORA. Con este elemento se centralizó la
expropiación por medio de débiles indemnizaciones a los colonos que habitaban
estas tierras y que no poseían titulación, lo que hizo la ley fue registrar la
propiedad de la tierra en documentos autenticados en notarias. Este hecho
género un fuerte escenario de legalización de la expropiación, porque aquellos
que tenían los títulos era legalmente sus dueños, también se presento un
clientelismo y corrupción alrededor de los puestos burocráticos en las
notarias. Un campesino de la vereda el Pedregal relató los mecanismos utilizados
por medio de los grandes terratenientes para adquirir las tierras.
[…] pues por medio de embustes como engañaron a la gente aquí y en
otras partes del país, es como por allá en el magdalena medio que le dijeron a
los campesinos que sembrar palma africana era bueno, que iba a traer recursos y
todo el mundo se agarró a sembrar eso y a cortar sus cultivos y cuando de un
momento a otro llegaron a comprarles las tierras por una miserablesa y el que
dijera que no, pues le mataban a un hijo o lo mataban a él y quedaba la señora
sola. Así mismo paso aquí, mataron alguien de la familia y los hicieron irse
(Entrevista a Camilo, campesino de la vereda pedregal, dic/2010).
El desplazamiento de los
colonos hacia las partes altas intermedias de la cordillera central transformó
la visión del territorio norte caucano. Desde la incursión de la caña como
producto principal y de la ganadería extensiva, se puede decir que comenzó una etapa en la cual se invertiría en
el agro desde una perspectiva empresarial, es decir en la lógica del mercado de
la producción a gran escala por medio de la agroindustria. Un detalle interesante, que surge del
resultado de la observación y del dialogo con la comunidad, es que la movilidad
de la producción de los ingenios no se ve afectada por el desarrollo de la
confrontación armada de la zona, esto puede ser en parte por el cuidado que las
fuerzas militares depositan en la protección de los trenes cañeros[12] y también porque el teatro de las acciones bélicas se da en la
parte montañosa y en los centros de población donde se encuentran los
batallones de la Fuerza Pública y no en la planice en donde se encuentran las
plantaciones de caña y de pastos.
Por otro lado, el medio social rural cambio y modificó las
prácticas sociales del campesinado a partir de la construcción de vías de
acceso que comunicaba al municipio con el resto del Departamento, dichas vías
fueron realizadas en la parte plana por la necesidad de construcción de los
ingenios, su abastecimiento y del transporte de la producción realizada,
mientras que las vías de acceso a las veredas se encuentran en estados
deplorables. El paisaje de los caminos de la montaña tiene dos elementos
característicos: los cultivos de coca, que se intentan camuflar entre sembrado
de plátano; y astas altísimas en las cuales se izan banderas blancas para
evitar los bombardeos de la fuerza pública a las casas civiles.
En ese orden de ideas, el proceso de expropiación de las tierras
de la parte plana y la posterior movilidad hacia la parte alta por parte del
campesinado tuvo dos formas muy similares a las utilizadas en departamentos
como el Magdalena y Córdoba entre otros. La primera de estas fue
la implementación de las leyes agrarias que buscaron modernizar en
alguna manera el campo pero sin tocar la estructura de la propiedad agraria, y
enlazada con la titulación y las notarias para tener la propiedad legal, esto
respaldado por la elite política gobernante.
La segunda es por medio de mecanismo de coerción violenta, por medio de ejércitos particulares.
Paisaje Étnico-Social
Un aspecto fundamental que caracteriza la zona es la división
entre etnias y comunidades campesinas, si bien este factor no impacta
visualmente el paisaje geográfico, son las comunidades quienes establecen otro
tipo de perspectiva alrededor de un mismo objeto. Por lo menos la concepción de
la tierra no es la misma para las tres comunidades que convergen en la misma zona, ya que los
indígenas Paeces o Nasas consideran la tierra desde una relación cosmológica y
ancestral, de este modo su propiedad es colectiva. Así mismo el campesino tiene
otra perspectiva, que es la tierra como
objeto de trabajo fundamental y por ende su propiedad si bien puede articularse
colectiva y equitativamente como en el las zonas de reserva campesina, su titulación
sigue siendo privada. Si bien, la etnicidad no es la característica con la cual
prevalece su identidad cultural, esto no los desapropia te tener una cultura y
tradiciones propias representadas en la música, ritos, creencias y festividades.
Al igual que las comunidades afro tienden aislarse en sus propias
costumbres y ritos simulando la estructuración de los palenques en los llamados
consejos comunales. Es de este modo en que se presenta una confrontación
ideológica, por una parte los campesinos tiene una visión clasista campesinista
que se nutre del marxismo, mientras que las comunidades indígenas tiene una
dimensión cultural y étnica del indio como dueño ancestral de esta tierra (Castillo,
2007:32). A parte de la tierra era la cultura, para los
indígenas su lucha no se limitaría a la tenencia de las tierras ancestrales,
sino que avanzaría por la recuperación de su cultura y por ello sus
reivindicaciones tuvieron un componente político representado en la figura de
cabildos. En cuanto a las comunidades negras están han tenido un proceso lento
sin embargo se encuentra en el proceso de reorganización y recuperación de
tierras.
El paisaje de cultivo
ilícito como contrapeso a la incursión del monocultivo
La imagen de riquezas extravagantes típicas del narcotráfico, como
grandes fincas con arquitecturas romanas y enormes animales a sus entradas, no
es la imagen que ofrece el cultivo ilícito en el norte del Cauca. Por el
contrario, es la pobreza lo que se ve en medio de la coca y los sembrados de
marihuana, algunas viviendas son de ladrillo y cemento ubicados en filos de
lomas y colinas, otras son de barro
ambas realizadas de forma artesanal.
Según los resultados del trabajo de campo no todos los campesinos
se encuentran de acuerdo con la siembra de cultivos ilícitos, en sus parcelas
para suplir los recursos económicos que en algún momento generaba el café, el
plátano y la yuca, las cuales han ido perdiendo su valor en ganancias debido a
los costos de producción, transporte, al aumento de plagas y la ausencia de
sistemas de riego adecuados No obstante
existen también campesinos que consideran no tener otra alternativa y se
arriesgan a cultivar la coca y la
marihuana. El avance del monocultivo de la caña y de intensificación de la
agroindustria, ha generado la
desproporción de la tenencia de las tierras, pobreza e inequidad social esto.
Lo anterior, sumado a la falta de recursos y capital de inversión para el
pequeño y mediano agricultor, han dejado al campesinado sin muchas opciones
para el progreso y la movilidad social. Frente a este panorama, el cultivo
ilícito ha sido una alternativa forzosa rentable que ha permitido equilibrar
los ingresos del campesinado para poder
continuar con el cultivo tradicional, de productos como el maíz, la
yuca, el plátano y demás productos de pan coger.
Darío Fajardo en su libro “Para sembrar la paz hay que aflojar la
tierra”, hace un claro contexto de las causas por las cuales el campesino acude
al cultivo ilícito como mecanismo de subsistencia de la economía campesina, este estudio se enfoca en que:
La expansión del
narcotráfico dentro en la tendencia recesiva de los precios de los exportables
de origen agrícola, debido a la cual los pequeños y medianos productores, en
especial campesinos, limitados en el acceso a las tierras y a las tecnologías
de mas elevada productividad y carentes de subsidios han debido competir con las exportaciones agrícolas de los países
centrales con resultados ruinosos. En esas condiciones la única posibilidad de
reducir perdidas ha sido la producción de los cultivos ilícitos. (Fajardo,
2011: 34)
En efecto, la expansión del narcotráfico dentro de la
tendencia recesiva de los precios de los exportables de origen agrícola han
llevado a los campesinos a explorar alternativas económicas para su supervivencia,
sobre todo aquellos que carecen tierras o que tienen muy poca y no pueden
acceder a programas de tecnificación en riego, abono y control de plagas. En
estas condiciones, la única posibilidad de reducir pérdidas ha sido incorporar
la producción de los cultivos para usos ilícitos y la comercialización de sus
derivados (Fajardo, 2002).
Sumado a esto la falta de políticas agrarias que fortalezcan la
economía campesina y el atraso en el desarrollo rural han aumentado la brecha
de pobreza y por ende la agudización del conflicto social, esto ha llevado a
que el campesino opte por el cultivo ilícito. El caso del corregimiento el
Palo, la alcaldía del municipio no
reconoce un presupuesto para este lugar ya que considera que se encuentra en
zona de riesgo por ser construido al lado de un rio, a parte de que su
población es objeto de fuertes señalamientos por ser supuestamente colaborados
de las FARC. Haciendo alusión al porque insistir en los cultivos ilícitos se
afirmaba que:
nuestro mayor problema pa’ la producción de la yuca y así esos
productos, es que el gobierno no invierte en vías, ni en electricidad, ni
alcantarillado, salud y educación, por eso es muy duro.
(Entrevista a Don Tuco, Campesino de la vereda el Carmelo, dic/2010)
Otros
campesinos, no se encuentran muy a gusto con el cultivo de coca, creen que fue
más un problema que una solución económica, sin embargo se ven en la necesidad
de continuar sembrando.
[…]
yo no estoy de acuerdo con que vayan sembrando esa coca en la tierra que vamos
recuperando, después se mete uno en un lio, y le terminan quitando todo, llega
el ejército y dice que uno es narcotraficante, se le llevan el marido y ahí
queda uno pues […] después llega el Inconder y dice que nosotros utilizamos las
tierras pa hacer negocios torcidos.” (Entrevista a Sandra, Campesina del
Corregimiento el Palo, noviembre/2010.)
“[…]
lo que ha sido terrible para nosotros es esa maldinga coca, por mi, que eso
nunca hubiera venido por aquí, eso desorganizo mucho a la gente. No mas yo
conozco un señor que se puso a negociar con eso, mando unos paqueticos y pues
como que le fue bien y progreso, siguió,
el tenia su mujer indígena, pero cuando llego la plata se compro una
casota, y pues dejo a la mujer y se consiguió una mona así grandota… tener cultivado
eso es un peligro no mas cuando llega el ejército y mira eso noo viejo eso es
pa problemas. Por eso le digo que lo mejor es que esa mata no hubiera venido
por acá, eso es mas el problema y la desunión que causa que la plata que deja
[...] (Entrevista a Camilo, Campesino de la Vereda el Carmelo, dic/2010)
Sin embargo, la realidad es que existe una necesidad del
campesinado de permanecer en su forma de producción y a su vez de
transformase para hacer frente a las exigencias de un mundo cada vez más
globalizado y tecnificado que exige una mayor competitividad en la producción y
una optimización de la calidad de la producción. No obstante, los campesinos no
pueden ingresar a competir en el mismo campo del mercado con la agricultura
comercial nacional y mucho menos con las multinacionales extranjeras, con
productos cultivados sin ningún subsidio y protección del Estado. Es así como
el campesino busca alternativas de sustento propias que permitan su
subsistencia y la de su familia y por ende continuar con el modelo de
producción campesino el cual se basa en prácticas de cultivo tradicional,
comercialización del excedente y fuerza de trabajo familiar.
El paisaje de los impactos de la violencia: el
desplazamiento Forzado.
Como he dicho en el transcurso de este artículo, uno de los
factores principales del origen del conflicto social y armado es la tierra, ya
sea por cualquiera de los métodos utilizados para expropiar y luego concentrar,
lo cierto es que ha existido una profunda disputa violenta expresada en
asesinatos, intimidaciones y desplazamientos forzados, es en este punto donde
el conflicto agrario se expresa en el conflicto social y armado.
El Norte del Cauca ha sido una zona en la que
han hecho presencia movimientos guerrilleros
desde la década de los sesenta como el Quintín Lame, el M-19, las
FARC-EP, el ELN, y el frente disidente de las FARC Ricardo Franco. En el 2010
la lucha se fragua principalmente entre las Fuerzas Militares del Estado y las
FARC-EP pero también hacen presencia bandas emergentes, rezagos de los
paramilitares que se autodenominan Águilas Negras. En términos generales la
disputa por el control territorial y por
la importancia estratégica para uno u otro
actor armado que tiene la cordillera central la cual comunica los departamentos
de Valle, Tolima y Huila, cada actor armado tiene su interés particular, y es
en si mismo el defensor de una causa ideológica y de un modelo económico.
Todos estos factores ha permeado la vida cotidiana de la población
de lugar, desde los grafitis del sexto frente de las FARC pintados en las
señales de transito de la carretera a unos cuantos metros del reten del
ejercito, que representan su dominio de la zona, no por una presencia física
continua, sino por un entramado simbólico; los tanques de guerra del Ejército
Nacional se pasean como automóviles deportivos por las vías del pueblo para
luego parquearse en las canchas de fútbol, su imponencia y poder destructivo se
evidencia tan solo viéndolos. Pero la aviación es otra de las mayores muestras
de la dureza del desarrollo del conflicto, que se evidencia en la parte alta
con las grandes astas con banderas blancas, que colocan la población en los
patios de sus casas, para que no sean bombardeados. En ese sentido, como lo
define Ardila:
los cambios
del paisaje tienen hondas repercusiones en la cohesión social, en la transformación de los lazos sociales, y en la
pérdida o transmutación de los sentidos y significados de la vida. (Ardila,2006:20)
Dos testimonios dan cuenta de ello:
Pero cuando va ha haber combate a uno le avisan, pa salir con
tiempo, entonces uno sale y se queda allí en el Nilo [Vereda el Nilo ubicada en
la parte plana] pero a veces esto se prende mano y hay queda uno. Lo malo es
que el ejército se hace al lado de las casas de uno y usted sabe la guerrilla
ataca donde esta el ejercito. (Entrevista a Ángel, campesino de la vereda
Huasano,dic/ 2010)
El desplazamiento se da cuando ya la gente no quiere estar en la
parcelas, los combates se vuelven día de por medio y una terapia así no se la aguanta
es nadie, pero eso le toca mas que todo es a la gente la parte alta porque a la
gente de la parte baja no (Entrevista a Ángel, campesino de la vereda
Huasano,dic/ 2010).
Vía
Caloto-El Palo. Convoy FF.MM. Foto: Agencia Efe Fuente: Archivo fotográfico
elpaís.com.co
Siguiendo con la
ilustración la situación de la zona el siguiente mapa tiene el propósito de
mostrar la relación entre la tasa de homicidios y el aumento del desplazamiento
de personas, se toma el año 2008 como referente, según las cifras dadas por la
recepción de alertas de la Vicepresidencia de la Republica, Caloto tuvo 37
casos de desplazamiento y 24 de homicidios, ambas para una población de 17.422
habitantes, esta cifra muestra como el municipio presenta cifra de homicidios
dramáticamente proporcional al número de desplazados pero sigue siendo una
proporción intermedia teniendo en cuenta el total de su población. Mientras
tanto, los municipios que están en la zona alta no presentan altos niveles de
homicidios como el caso de Toribio que para ese año presento en la zona un
nivel medio de desplazamiento, en cuanto a Jámbalo se contabilizaron 16 casos y
en Santander de Quilichao 66.
El desplazamiento forzado
es sin duda una de las acciones violentas que más ha impactado el panorama social
del país. El comportamiento de las cifras da cuenta que este fenómeno presenta un declive en esta tasa a partir del
2008 al 2010. Una de las hipótesis para explicar esto puede ser que la
consolidación en la zona de actores armados los ha hecho “actores fijos”, es
decir, que se han consolidado como fuerza de autoridad y de ejercicio de poder,
los cuales no han considerado el desplazamiento de la población. Sin embargo es
frecuente el desplazamiento por motivos de vulnerabilidad en los derechos humanos
y el derecho internacional humanitario. La
población civil queda en medio de
las balas de ambos lados, y sufre la
constante estigmatización y persecución de la Fuerza Pública por señalarlos
como colaboradores de la guerrilla. Para el año 2010 se tiene conocimiento de
la presencia del sexto frente de las FARC y de las FF.MM con presencia de
brigadas y batallones de alta montaña, como
los principales actores armados que realizan acciones bélicas. Sin
embargo también confluyen pequeños
grupos delincuencia común, aunque mínimos debido al control militar de
ambos actores armados. Aunque en poca medida aun existe la sombra
del paramilitarismo, cuyas acciones no repercuten aparentemente, como años
anteriores, si se presenta una constante amenaza para las organizaciones
campesinas y para el resto de la población del lugar.
La tasa de homicidios para los años 2008 al 2010 ha permanecido
baja en los municipios de Toribio y Jámbalo, mientras que los municipios de la
parte plana como Corinto, Santander de Quililchao presentan un nivel alto de
homicidios. La hipótesis que considero más cercana es que son las
organizaciones indígenas y campesinas que se encuentran en los municipios de la parte alta, que
enfrentan el desarrollo de la guerra por
medio de la resistencia civil. Se podría decir que en los municipios de la
parte alta, donde históricamente han estado asentadas las FARC, aumentara el
número de homicidios, sin embargo ocurre lo contrario, ya que si bien existe un
número considerado de acciones bélicas y de víctimas civiles, en estos lugares
existe una mayor regulación de la violencia, mientras que esto no ocurre en la
parte plana donde concurren diversos actores violentos. Es decir que la
relación entre desplazamiento como mecanismo de expropiación de la tierra y el
territorio a disminuido en los últimos dos años, por la consolidación de los
actores armados en la zona.
Después de reunir
los datos cuantitativos y cualitativos así como de construir este artículo a
partir del análisis de la información encontrada, en las siguientes
conclusiones sintetizo las ideas más sobresalientes del texto y que combinan el
nudo de la investigación.
Conclusiones
1.
La
expropiación de las tierras planas se ha desarrollado a través de dos
parámetros. El primero por medio de las leyes de titulación y el segundo por
medio de las acciones violentas, el artículo se enfocó en la descripción de la
segunda.
2.
La
violencia por parte de los actores armados se encuentra permeada en el
imaginario colectivo de la población civil que por más que han pasado los años
no olvidan los sucesos ocurridos y se adhieren a la cotidianidad de la
población, una rutinización en su accionar diario los aspectos trágicos de la
guerra.
3.
El
conflicto armado ha influenciado explícitamente en la transformación del paisaje
geográfico, por medio del ejercicio de la fuerza militar de ambos actores.
4.
El
latifundio concentrado en la parte planta ha fomentado la atomización de la
tenencia de la tierra en la parte de las montañas, donde se cultivan la mayor
parte de los alimentos que se consumen en la zonas urbanas cercanas al Norte
del Cauca, se ha demostrado con un estudio técnico como el uso del suelo se
encuentra vinculado ampliamente con la tenencia de la tierra.
5.
Finalmente
para cerrar considero vital importancia para la sociología, retomar el análisis
de la cuestión agraria no tan solo por el momento histórico por el cual
atraviesa Colombia en donde el primer punto en los diálogos de paz entre el
gobierno y las Farc-Ep será el desarrollo rural, sino también para visualizar
otros fenómenos de la sociedad agraria tan olvidada por el Estado, a grandes
rasgos en este ensayo intente propender
por la comprensión de un fenómeno social, particular, en este caso la relación
entre la tenencia de la tierra y el conflicto armado de una zona que tiene una
mención mediática muy grande, y que
tiene orígenes en la exclusión social y la falta de democratización, todo esto
a partir de una descripción del paisaje territorial. Darle el reconocimiento al
campesino, y reconocer su persistencia en medio de un escenario de guerra, es
el fin que tuvo este ejercicio investigativo
Referencias
Ardila, Gerardo. (2009). Cultura y
desarrollo territorial. Instituto de Cultura y Turismo. Sistema distrital de
Cultura.
Boletín informativo del Departamento
Nacional de Estadística
www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/cp_pobreza_2011.pdf
consultado el 25 de enero del 2013.
Castillo, Luis Carlos. (2007). La reinvención de la etnicidad indígena: de la lucha por la tierra y el
territorio al desafío de la nación mestiza. En Etnicidad y Nación Editorial Universidad
del Valle.
PNUD, Programa de Las Naciones Unidas
para el Desarrollo. (2011) Colombia Rural razones para la esperanza.
Informe nacional de desarrollo humano. http://hdr.undp.org/en/reports/national/latinamericathecaribbean/colombia/NHDR_Colombia_2011_ES_resumen_low.pdf Consultado el 25 de enero del 2013.
Estudio
General de Suelos y zonificación de tierra, departamento del Cauca. (2009)
IGAC, Bogotá Subdirectiva agrícola. www.igac.gov.co
Fajardo, M.
Darío. (2001). Para sembrar la paz hay que aflojar la tierra. Instituto de Estudios Ambientales.
Universidad Nacional.
Fajardo, M. Darío. (2002). Situación
y perspectivas del desarrollo rural en el contexto del conflicto armado
colombiano. (Documento
presentado ante el seminario “Situación y perspectivas para el desarrollo
agrícola y rural en Colombia”) Santiago de Chile, FAO. avanza.org.co/.../Situaci_n_y_Perspectivas_del_Desarrollo_Rural_en...Formatodearchivo: PDF/Adobe Acrob
Fals Borda, Orlando. (1982). Historia
de la Cuestión Agraria. Carlos Valencia Editores.
Gamara, Vergara. (2007). José R. La economía del departamento del Cauca:
Concentración de la tierra y pobreza. Documentos de trabajo sobre economía
regional. (Banco de la República). http://netne.banrep.org/documentos/publicaciones/regional/documentos/DTSER-95.pdf
Jaramillo, Carlos Felipe (2000) La apertura Económica en Crisis y
transformación de la agricultura Colombiana 1990-2000.
Machado Absalón (2002) Tenencia de la
tierras, problema agrario y conflicto
ww.virtual.unal.edu.co/.../Absalon%20Machado.pdf
Molano
Alfredo. (1989). Siguiendo el corte.
Relatos de guerras y tierras. Editorial Ancora.
Molano
Alfredo. (17 de julio del 2011). Viaje
a las entrañas del norte del Cauca. En el corazón del conflicto. www.elespectador.com.co
Reyes,
Alejandro (1987). “La violencia y el
problema agrario en Colombia” en Análisis político. Instituto de estudio
político y resolución entre internacionales. Universidad Nacional de Colombia.
Pdf.
[1]
Este artículo fue realizado en el marco de mis
estudios de Sociología, en particular en una asignatura sobre Conflicto Armado.
Agradezco al profesor Nicolás Espinosa y a mis compañeros y compañeras de clase
por sus apreciaciones durante el seminario. Pero, ante todo, agradezco el apoyo
recibido por los compañeros campesinos y campesinas de ASTRAZONACAL (Asociación de trabajadores
campesinos por la Reserva Campesina del Municipio de Caloto) y sus familias, quienes me albergaron de
manera solidaria y desinteresada en sus hogares y permitieron la realización de
este ensayo en su comunidad, su enseñanza ha marcado mi camino. A todos ellos y
ellas, mi total agradecimiento. Así
mismo, agradezco al profesor Santiago Medina de la Universidad de San
Buenaventura por las correcciones realizadas al texto, así como a los
evaluadores y evaluadoras de la revista a quienes les debo que este texto haya
ganado precisión y claridad.
[2]
El concepto de Tenencia de la tierra se toma de la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación por sus siglas en ingles FAO Food Agriculture organization, la cual la define como: la relación, definida en forma
jurídica o consuetudinaria, entre personas, en cuanto individuos o grupos, con
respecto a la tierra (por razones de comodidad, «tierra» se utiliza aquí para
englobar otros recursos naturales, como el agua y los árboles). La tenencia de
la tierra es una institución, es decir, un conjunto de normas inventadas por
las sociedades para regular el comportamiento. Las reglas sobre la tenencia
definen de qué manera pueden asignarse dentro de las sociedades los derechos de
propiedad de la tierra. Definen cómo se otorga el acceso a los derechos de
utilizar, controlar y transferir la tierra, así como las pertinentes
responsabilidades y limitaciones.
[3]
La ley 1448 de 2011, conocida como Ley de Víctimas y Restitución
de Tierras, en su título IV capítulo II, crea un procedimiento legal para
restituir y formalizar la tierra de las víctimas del despojo y abandono forzoso
que se hubieren presentado desde el 1 de enero de 1991 con ocasión del
conflicto armado interno. El procedimiento es mixto en cuanto se compone de una
etapa administrativa (inscripción en el registro de tierras despojadas) y de un
recurso judicial (acción de restitución). http://www.restituciondetierras.gov.co consultado el 25 de enero del 2013.
[4]
La Asociación Campesina ha tenido una larga
contienda con el Estado, principalmente
con el Ministerio de Defensa, debido a que este último dice que la Zonas de
Reserva Campesinas serán utilizada como refugio de la guerrilla, frente a esto
la comunidad campesina rechaza esta postura y se ha propuesto continuar
organizándose con el fin de presentar al
INCODER, su plan de desarrollo sostenible, esta iniciativa ha tenido
dificultades como la persecución judicial, las amenazas y señalamientos, por eso la Reserva Campesina de Caloto es por
ahora de hecho, es decir que tiene unos limites territoriales y se encuentran
explorando formas de sostenibilidad económica mas no se encuentra
institucionalizada. La figura de Zonas de Reserva Campesina propende por :
Regular la ocupación y aprovechamiento de las tierras baldías de la Nación,
dando preferencia en su adjudicación a los campesinos de escasos recurso, y
establecer Zonas de Reserva Campesina para el fomento de la pequeña propiedad
rural, con sujeción a las políticas de conservación del medio ambiente y los
recursos naturales renovables y a los criterios de ordenamiento territorial y
de la propiedad rural que se señalen”
Párrafo Noveno Ley 160 de 1994.
[7] Con la antigua metodología y escalada de
0-100. Boletín informativo del Dane, mayo del 2012. http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/cp_pobreza_2011.pdf
consultado el 25 de enero del 2013.
[9]
El terraje es una forma de antiguo censo,
abolido por las leyes en 1850, que consiste en un tributo en trabajo o en
especie que pagaba el indígena al señor de la hacienda por labrar un pedazo de
tierra llamado encierro.Castillo,2007:13)
[10]
Véase: http://www.banrep.gov.co/documentos/publicaciones/regional/documentos/DTSER-95.pdf
Consultado en agosto del 2011.
[11]
Véase:
http://www.elliberal.com.co/liberal/politica/105713-la-situacion-actual-del-departamento-del-caucacon-contracción-de-tierras-y-pobreza.
Consultado el 30 de noviembre del 2011.
[12] Los trenes
cañeros, son grandes camiones de seis y hasta ocho vagones en donde se
transporta la caña cortada de las plantaciones hasta el ingenio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario