Resumen
En este artículo se presentan los principales hallazgos de un proyecto de investigación realizado en el municipio de San Juan Bautista de Guacarí (Valle del Cauca) buscando describir las modalidades de violencia homicida que están presentes en el municipio, además de recoger las percepciones, vivencias y actitudes de la población frente a la violencia homicida de la localidad. Este municipio del Valle del Cauca ubicado en el centro del departamento, sufre una oleada de violencia por la disputa de territorios y empoderamiento de los actores armados que allí confluyen desde hace varios años. Se trata entonces de entrelazar las metodologías cualitativas haciendo uso de una revisión documental del diario El País Cali, el periódico de Buga y la etnografía realizada en el municipio. El principal hallazgo de este estudio fue la identificación de la dinámica de violencia en la que está inmerso el municipio y que se perpetúa en el tiempo (periodo estudiado), además de la identificación de algunas organizaciones que están en relación con la violencia homicida, además de cómo estas hacen parte de la socialización temprana de niños y jóvenes del municipio.
Palabras claves: Violencia, Violencia homicida, Percepciones, Actitudes, Microtráfico.
Socióloga
Universidad del Valle
paulajoyaunivalle@gmail.com
“I am going with God, if I don´t
return, I leave with him”. Violence chronicles in the municipality of Guacarí
(Valle del Cauca, Colombia): a vision from their inhabitants perceptions.
Summary
This article describes the
main findings of a research project in the municipality of San Juan Bautista de
Guacarí (Valle del Cauca) seeking to describe the modalities of homicidal
violence present in the town, in addition to collecting the perceptions,
experiences and present attitudes of the population towards homicidal violence
in the town. The municipality of Valle del Cauca in the center of the
department, suffered a wave of violence over disputed territories and
empowerment of armed actors that come together for several years. It is then
entwine qualitative methodologies using a desk review of El Pais Cali, Buga
newspaper and ethnography conducted in the municipality. The main finding of
this study was the identification of the dynamics of violence in which is
immersed the town and which is perpetuated over time (study period), along with
the identification of some organizations that are related to homicidal
violence, as well how these are part of the early socialization of children and
youth of the town.
Keywords: Violence, homicidal Violence, Perceptions,
Attitudes, Experiences, microtrafficking.
Introducción
Para realizar este trabajo estuve dos años conociendo y acercándome a los habitantes de este municipio, utilizando la etnografía como estrategia de aproximación analítica. Llegué a Guacarí por amigos los cuales hacían parte del colectivo cultural Calambuco. Así, y poco a poco, pude ir acercándome a sus habitantes, desde los más jóvenes hasta los adultos. Las personas a quienes entrevisté me ofrecieron una perspectiva comparativa entre un antes de la violencia, y el presente de la localidad.
La violencia del municipio se caracteriza por una disputa territorial
entre dos organizaciones criminales que operan en la localidad, las cuales
buscan empoderarse del territorio de consumo y venta de drogas ilícitas
(Microtráfico), estas organizaciones poseen una historia de más de cincuenta
años en Guacarí siendo unos de los principales responsables de las distintas
actividades delictivas que se viven en la población.
Inicié la etnografía en 2012. Tras un primer análisis sobre las dinámicas
de la violencia en el municipio, mi objetivo era entender por qué la población
no parecía sentir molestia alguna, o por lo menos asombro, frente a hechos como
más de 5 muertes diarias o la preocupación de salir de sus casas después de las
10 de la noche. Poco a poco encontré que muchas de estas personas trataban de
detener los impactos de la violencia, o
por lo menos poner un grano de arena para ello. Sin embargo, el poco aporte de
las instituciones encargadas de atender la conflictividad municipal y una
apatía generalizada, sus actividades se fueron reduciendo hasta desaparecer.
Durante mi estancia por ejemplo, pude observar cómo un colectivo que buscaba
retomar espacios que principalmente se han caracterizado como lugares de
consumo, a partir del deporte y la cultura, falló en su intento y abandona las
actividades.
Este colectivo “Calambuco” fue fundamental para mi trabajo en el
municipio. Sus integrantes venían realizando distintas actividades en pro de
retomar el deporte y la cultura como parte fundamental de las actividades que
realizan los jóvenes en su tiempo libre, además de retomar espacios que existen
alrededor del municipio que se han
perdido por el consumo y la violencia. Ellos me fueron mostrando poco a poco la
raíz o la base en la que radicaba el problema de violencia del municipio, el
cual se enmarca en un fenómeno tan reconocido en nuestro país como el
microtráfico. Tal como lo describe un poblador del lugar, su dinámica es la
siguiente:
“La cosa es así: toda la vida han vendido los Pérez Prado[2], pero ahora los
de abajo (los Mangos) quieren apoderarse de esto, por eso han iniciado una
cacería contra los Pérez Prado, ya han matado a casi todos los viejos solo
queda “la chanchu”, una de las tías, ahora los jóvenes que no tienen más de 15
años viven en las drogas y no es para más después de ver a sus abuelos, padres
y tíos morir de forma horrible a manos de otros, pero no es solo eso, también
roban y si uno no tiene nada te apuñalan. Ellos declararon la guerra contra los
de abajo y los están buscando, pero los de abajo no se van a dejar.”
(Entrevista # 1, 2012, Guacarí-Valle)
Este problema de lucha territorial por el control del municipio por parte
de los de “arriba” (Pérez Prado) y los de abajo (Los Mangos) es el contexto
bajo el cual se configura la lógica de la violencia municipal. Tal
enfrentamiento se da principalmente por la búsqueda e imposición de poder en el
municipio para apropiarse de los lugares de expendio, para ser dueños a
cabalidad de la venta y distribución de drogas ilícitas. Tanto culpables como
inocentes (muchos de ellos niños y niñas) han caído en como víctimas de la
violencia.
Según lo evidenciado en la población existe una lógica de poder y estatus
basada en el uso irracional de la violencia como fuente de resolución de
conflictos, tanto de las bandas delictivas como de la ciudadanía ya que al
sentirse insegura e impotente cae en la mal llamada “Justicia por cuenta
propia”. Al observar estas situaciones pude encontrar un fuerte rechazo de la
población frente a las autoridades locales que no solo se demostraba de forma
verbal sino que llegaba a extremos de hacerse física, es así como la mayoría de
las personas que pude conocer tanto jóvenes como adultos parecen sentirse
preocupados por el hecho de que las
autoridades no ofrezca una solución oportuna frente a la violencia del
municipio generada principalmente por jóvenes que se involucran desde temprana
edad en la drogadicción y en pandillas.
Estos jóvenes que no encuentran un eje de control estable se ubican en
una doble dinámica como víctimas y victimarios.
Para dar cuenta de la lógica en la que se circunscribe este tipo de
representaciones sobre la violencia, en este artículo presentaré los siguientes
apartes:
“No ha pasado nada, solo mataron a otro”. Jóvenes y
sociabilidad violenta.
Uno de los fenómenos que encontré durante mi trabajo de campo es que en
muchos casos los niños y jóvenes vinculados a las bandas de microtráfico -aunque
todavía no poseen un criterio sólido para diferenciar el bien del mal- no son
obligados a delinquir, sino que la familiaridad con este tipo de actividades es
una herencia con la cual deben cargar. Tanto así que muchos de ellos son
incitados por sus padres, familiares y amigos en estas actividades ilícitas. Se
trata, según algunas de las personas con quienes hablé, de un problema que
inicia desde la sociabilidad primaria. Como lo muestra Bourgois en su libro En
Busca de Respeto (2003:96) la cotidianidad histórica de consumo de
drogas y violencia en donde crecen los
individuos ejerce un poderoso efecto de socialización que se refleja en las
nuevas generaciones de jóvenes, a quienes les han transmitido disposiciones,
conocimientos y habilidades fundamentales para forjar carreras en el
narcotráfico y la drogodependencia.
Para los jóvenes, esta forma de vida en muchos aspectos es más atractiva, ellos ven estas acciones de
violencia como algo común, como si fuera un tipo de serie de televisión
que sirve de entretenimiento para muchos. Un
ejemplo es algo que escuché cuando mataron a uno de los Pérez Prado. Ese
día (13 Julio de 2012) se escuchó la sirena (una alarma activada por las
comunidades) y la policía tomó rumbo hacia la zona donde viven los Pérez Prado.
Más tarde cando pregunté qué había pasado alguien me respondió “Nada, solo
mataron a otro”. Para mi esta frase fue una confirmación de que estas
situaciones se volvieron parte de la cotidianidad, que mientras no los afecte
como individuos no son eventos importantes o no tienen una significación mayor
para los habitantes.
Como lo escribe una amiga y residente de la población en un escrito que
publicó en redes sociales, para los habitantes del municipio tal significación
se expresa en los siguientes términos:
“Es común escuchar cosas como "ammm es que a este lo mataron porque
era JIBARO, este era TORCIDO, este porque era MARICA, este porque era
MARIHUANERO, ésta está amenazada por PUTA, ésta por LESBIANA, ésta gente
participa en negocios de ROBO DE GASOLINA, ABIGEATO, EXTORSIÓN, en fin... Los
móviles parecen tantos, y es como si ante nuestro ojo indolente existieran
muertes que lográramos entender, digamos casi justificar, por ser las muertes
de GENTE QUE ANDA EN MALOS PASOS. Pero yo planteo una pregunta ¿Qué son los
malos pasos? ¿Quién determina lo que está muy bien o muy mal? ¿Por qué hay
muertes que comprendemos con indiferencia, porque una muerte puede resultarnos
razonable?” (Lenis, Carolina. 2012)
Esta justificación de la violencia ha llevado que para
muchos jóvenes el hecho de estar en contra de la legalidad o solo en contra de
la autoridad, les dé cierto prestigio. Para muchos, el estar vinculado a una de
las pandillas se vuelve una posibilidad no solo de trabajo y sustento, sino una
posibilidad de reconocimiento y valor frente a los demás. En una conversación
que tuve con varios jóvenes que trabajan y estudian en el municipio, pude
observar que existe un estereotipo de persona
“mala” como virtud positiva, algo
que ellos definen así:
“como aquí se trabaja
con el concepto de los grandes narcos, hay que ser medio malito para gustarle a
la nenita, para ser más interesante, hay
que ser un poco malito para estar en un grupo de elite”. (Conversación grabada,
Julio 2012)
Es así como los jóvenes del municipio tienen la idea de
que para sobresalir entre los demás deben ostentar y para esto deben ser “medio
malitos”, para conseguir de una manera fácil tanto poder como dinero y –según
la lógica sexista de este tipo de organizaciones- mujeres.
Es así como se va generando en el inconsciente de la
población una normalización de los hechos de violencia que viven los habitantes
del municipio, en el siguiente apartado podremos observar cómo se permea este
fenómeno en las distintas capas de la sociedad guacariceña y como la ineficacia
de las instituciones generan un rechazo de la población hacia la autoridad
estatal.
Entre la cotidianidad de la violencia y la ineficiencia de las
instituciones.
La normalidad con la que se vive la violencia, y el
impacto de la violencia organizada asociada al microtráfico no solo afecta la
vida de los jóvenes sino que se permea en todos los ámbitos de la sociedad.
Como lo muestra Pereyra,
El control del negocio de las drogas depende de la
administración local de beneficios, sanciones y autorizaciones, como el control
de los retenes, de la circulación de la droga y de las zonas de operación, el
pago de cuotas y la extracción de rentas. Estos procesos eran sostenidos por
mecanismos globales de soberanía pero respondían localmente a determinadas
necesidades, aportaban ganancias económicas y utilidades políticas. Los
intercambios recíprocos de favores y las mediaciones entre el poder central y
los gobiernos estatales y municipales diferían la escalada de violencia, y
cuando se producía algún asesinato su finalidad era llamar la atención al
gobierno para que moderara los controles o a los rivales para que respetaran
los acuerdos informales (2012:429).
Según la población, tales acuerdos informales existen en
Guacarí y son una de las causas de que se siga reproduciendo la violencia en el
municipio, como lo dice un joven muy cercano a una de las hijas de un ex
alcalde:
“Ellos quieren apoderarse del pueblo, ellos se metieron
con las hijas del ex alcalde y eso era lo que pensaba el pueblo, a una de ellas
la mataron ¡Carolina!.... Aquí se sabe quién mata a quien, la misma policía se
encarga de tomarse las leyes por las manos de ellos, no como debe ser, los
Pérez Prado le pagan a la policía para que les diga cuando hay allanamiento,
ellos siempre han tenido ayuda de la ley, yo me di cuenta de un caso de una
mansito que ahora ya no está en Guacarí que la misma policía, el man estaba
vendiendo droga y para zafarse dijo que eso era de consumo propio y la misma
policía lo ayudó le dio un “milo” para que se trabara con eso” (Entrevista
Grupal Junio 2012)
Se puede notar que el ejercicio de la ley por parte de
las instituciones en la localidad y según algunas personas, en ocasiones de la
policía, no se corresponde con la gravedad de los hechos que allí acontecen.
Durante el tiempo que pude permanecer en la población la principal acción
policial consistió en hacer rondas en el municipio y fundamentalmente en la
zona central del pueblo. Es por esto que para muchos habitantes fue un
desconcierto total que se presentaran dos muertes relacionadas con el microtráfico en el parque
principal donde se esperaría una acción oportuna frente a un peligro inminente. El anterior testimonio es importante para entender por
qué la impunidad rampante, pues existe una a fuerte tendencia de la población a
no denunciar los hechos de violencia que ocurren a su alrededor.
El primer suceso de violencia que he mencionado sucedió
en los alrededores del parque principal a una cuadra de la estación de policía
del municipio. Allí fue asesinado un patrullero de la localidad que según los
hechos presentados por el Periódico de Buga murió a causa de una bala en la
cabeza. De acuerdo con algunos pobladores este hecho lo cometió uno de los
Pérez Prado.
“Llegaron al sitio dos sujetos en una motocicleta y
empezaron a disparar contra los cuatro uniformados, hiriendo de gravedad
al patrullero Villa con un disparo en la cara; en la reacción los compañeros
hirieron a uno de los sicarios, pero este alcanzó a huir del lugar con su
compañero en la moto que llegó.” El periódico de Buga (2012)
La segunda víctima que pereció en manos de estas bandas
criminales en los alrededores del parque (en una hora en la que mucha gente del
pueblo departía allí) fue un joven de tan solo tenía 15 años de edad. Su victimario tiene una edad aproximada. Un
habitante narró los hechos de esta forma:
“Es que a uno ya le da miedo, no eran ni las 8 de la
noche cuando se bajó un niñito como de
14 años de una cicla se le acercó a otro y le pegó un tiro en la cabeza delante
de todo el mundo y muy normalito se fue se montó a su bici y bajó”
(Conversación con habitante, 2013)
Tratando de mostrar la fragilidad de los jóvenes del
municipio y el impacto que ha generado la violencia en ellos, se tratara de ver
los factores de riesgo que llevan a la utilización de la violencia por jóvenes
y niños.
El círculo vicioso: Factores de riesgo e impactos
sociales de la violencia.
Como lo muestra UNICEF (2006: 26), para comprender las
manifestaciones de la violencia se deben tener presentes algunos de los
factores de riesgo (factores que incrementan la posibilidad de ocurrencia de
hechos de violencia), tal y como han sido definidos por el Banco Interamericano
de Desarrollo (Véase Tabla 01). Dice UNICEF:
Algunos de estos factores de riesgo son causas
relacionadas de manera directa con la violencia que viven los jóvenes y niños,
mientras que otros constituyen factores asociados. El concepto de factor de
riesgo es análogo al de los factores que incrementan la probabilidad de
ocurrencia de un hecho violento. Desde el punto de vista del diseño de
políticas, las acciones sobre factores asociados pueden ser de gran utilidad
particularmente por cuanto, tanto la prevención de la violencia como su
atención, tratamiento y recuperación tienen que ser abordados de manera
integral, considerando simultáneamente tanto los factores de riesgo que operan
en el nivel individual, como en el hogar, en la comunidad y en la sociedad en
general.” (UNICEF, 2006: 27)
UNICEF (2006: 29) reconoce que la conducta violenta se aprende y la
primera oportunidad para aprender a comportarse agresivamente surge en el
hogar, observando e imitando la conducta agresiva de los padres/madres, así
como de otros familiares o incluso de personajes de ficción. Las reacciones de
los padres y madres que premian las conductas agresivas de sus hijos e hijas y
el maltrato infantil por parte de ellos y ellas son algunos de los mecanismos
mediante los cuales niños, niñas y adolescentes aprenden, desde una temprana
edad a expresarse en forma violenta. El niño y la niña aprenden a asociar
estímulos agresivos con conductas violentas y a responder con violencia a
evento
s estresantes o a frustraciones.
Dice Bourgois que las interacciones entre la familia,
escuela y el grupo de amigos desempeñan un papel fundamental en la construcción
e instauración de la marginación social, sobre todo durante la pre adolescencia
(2003: 193). Estos hechos se observan principalmente en las condiciones de vida
que han llevado y llevan muchos jóvenes y niños del municipio de Guacarí,
personas que han crecido en un entorno violento y que desde pequeños empiezan a
involucrarse en estas acciones. Esta ha sido la historia de los integrantes de
la banda de los Pérez Prado.
Asociado al problema de las drogas, en Guacarí existen
dinámicas de violencia que involucran a algunos de los integrantes de las
barras de fútbol, principalmente la de los equipos de Cali y América. Como me
dijeron dos personas del municipio:
“Es que el problema de este municipio es que los Pérez
Prado han manejado el negocio desde siempre y
viene un man de Palmira y arma, distribuye, merca a unos jóvenes de
estratos populares que ven en esto una forma de ganar buen dinero, es lo mismo
que está pasando con las Barras, eso aquí no se veía, fue este mismo tipo de Palmira
que ahora los está organizando, no porque le interese sino que ellos pueden
distribuir mejor la droga.”
(Conversación con habitante, 2012)
“Pese a ello, es claro, y ha sido así históricamente,
que esta VIOLENCIA genera más VIOLENCIA y aunque pueda parecer cliché quiero
ilustrarlo de la siguiente manera, en tanto, debe ser muy TENAZ para un
chiquillo de 11, 12 o 13 años ver cómo durante toda su vida ha tenido que estar
enfrentado a la muerte de un modo casi interminable, con un duelo a cuenta gotas,
irresoluto, casi natural, pues le arrancan de manera violenta a su padre, a su
tío, a su abuelo, a su padrastro, a su tía, a su nuevo padrastro, a su otro
tío, a su madre, a su primo y por último a su precozmente envejecida y rea??
Abuela.” (Lenis, Carolina. 2012)
Con lo anterior es posible observar que existe una crisis y una
fragmentación en las familias y en los jóvenes del municipio donde niños son
sumergidos desde temprana edad a estas prácticas, donde el consumo y la venta
son parte de su vida diaria. Esta crisis en la que se encuentran los jóvenes
del municipio llega al punto que la misma población reconoce la deficiencia en
la socialización primaria de los niños y que esto hace parte fundamental de la
descomposición social en la que se encuentran. Esto consta en los siguientes
testimonios:
“La principal causa de violencia en el municipio es la descomposición
familiar, es la principal causa de lo que está sucediendo y segundo la falta de oportunidades para los jóvenes.”
Entrevista # 4 Agosto del 2013
“Yo ubicaría una como la principal causa de violencia es la falta de
educación dentro de los habitantes, lo segundo sería la falta de apoyo de
nuestros dirigentes digamos nuestros dirigentes políticos el alcalde, el
gobierno. Yo creo que una de las soluciones del municipio más que aumentar la
seguridad debemos inculcar en los jóvenes las buenos hábitos, las buenas
culturas, apoyar a los jóvenes en educación y en cultura donde se formen
espacios para aprovechar el tiempo.” Entrevista # 12 Agosto del 2013
Para explicar más a fondo estos hechos, donde los jóvenes del municipio
conviven desde temprana edad con la violencia, en el siguiente apartado
describiré el entorno y las vivencias en las que se enmarca uno de los
principales actores de la violencia del municipio: los Pérez Prado.
La Historia Familiar de los Pérez Prado: genealogía de las
redes familiares y las condiciones de violencia del microtráfico.
En esta sección mostraré cómo la relación intrafamiliar, el árbol
genealógico de la banda de los Pérez-Prado, expresa la forma en que tres
generaciones que se relacionan con el negocio de venta y distribución de droga
(principalmente marihuana, cocaína y bazuco). En este árbol podemos observar
las generaciones que han estado expuestas o han trabajado con el negocio
ilícito de la familia, se excluyen algunos familiares que no tienen relación
con estas prácticas y aquellos menores de edad que no tienen la facultad de
participar ni entender lo que sucede a su alrededor, principalmente menores de
6 años.
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“Todo empezó a
partir de Norberto, el hermano mayor de Eduardo Alias el “Zorro”, el abuelo de
los pelaos de ahora; ellos fueron los que empezaron a vender y fumar marihuana,
al principio sólo era para ellos, pero después hicieron un negocio muy oculto,
pero ahora son muy descarados”.
(Entrevista # 1, 2012)
Ya para este tiempo el negocio creció y no solo los Pérez
tenían acceso a él sino que entraron nuevas luchas por territorios sin que
estos llegaran a afectar a la población de manera inmediata. Según los acuerdos
establecidos entre los distintos jefes de las bandas de la localidad, la guerra
era entre ellos: entre los Pérez, Los Mangos y La Esperanza. Estas luchas
evidenciaron que la familia Pérez ganó y tuvo por un tiempo más el liderazgo en
la venta y distribución de la droga en la localidad, entre tanto, los hijos de
Norberto y Eduardo empezaron a manejar y a defender el negocio, claro está, sin
el liderazgo de ellos se perdiera:
“Los hijos del “Zorro” se criaron con ese ambiente,
vendían y fumaban delante de ellos,
ellos se volvieron así por ver a los papás (Eduardo y Norberto) que montaron su propio negocio, eso se volvió un
despelote, empezó un contrapunteo ahí.” (Entrevista # 1, 2012)
Es de entenderse que los hijos de Eduardo tuvieron más
disposición que los hijos de Norberto a asumir este papel que se había
trasmitido de generación en generación. Su madre también pertenecía a una
familia reconocida en la población como expendedores y consumidores asiduos de
sustancias. De otro lado, la mayoría de los hijos de Norberto pudieron salir y
no hacer parte de esta “tradición”.
“La esposa del Zorro Eduardo era prima de los Prado, la
hermana de ella, Leydi Prado siempre ha vendido vicio, pero no todos son así,
Paulina y Patricia (Hijas de Norberto) estuvieron en el negocio un tiempo, una
se pagó sus estudios de enfermería y se retiró del negocio, la otra vive en
España. La mamá de los hijos de Eduardo también se crio así porque la mamá
vendía marihuana y bazuco más que todo, a ellos ya los mataron a todos.”
(Entrevista # 1, 2012)
MAPA 1: UBICACIÓN EN
EL MUNICIPIO DE LOS PEREZ PRADO
Fuente: Mapa político Alcaldía municipal de Guacarí,
2012
(gráficas y fotos en el archivo PDF)
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Como lo muestra Bourgois (2003:103) los conflictos
asociados a estas casas de ventas y distribución de drogas no son muy distintas
a otros negocios de alto riesgo, cuyas consecuencias desencadenan una espiral
de violencia difícil de superar. Dice Bourgois:
Comerciar grandes volúmenes de mercancía a precios
asequibles es una tarea monótona y tediosa que requiere un cuerpo laboral
disciplinado e íntegro para ser exitosa qué mejor para ello que la familia y
más que todos los miembros jóvenes de las familias desesperados por atención y
dinero. Como cualquier empresa de esta índole, el tráfico de drogas suele estar
plagado de conflictos entre la gerencia y la fuerza laboral, así como tensiones
y rivalidades entre empleados en todos los niveles de la jerarquía. Lo único
que impide que el trabajo de este tipo se vuelva trivial y rutinario es el
peligro omnipresente, el gran margen de ganancias y el tono desesperado de
adicción que lo caracteriza. (Bourgois, 2003:103)
Después de las muertes antes narradas, llegan los
asesinatos de Norberto y Eduardo por retaliaciones en el negocio de la droga.
“Como a todos les llegó su fin, y lo cagada es que a los
tesos los han matado peladitos, como al Eduardo “el zorro” que lo mataron unos
niños de 14 años, lo frecuentaron por dos semanas comprando bazuco hasta que
llegó el día que lo mataron” (Entrevista # 2, 2012)
Ya para el 2010, inicia otra racha de muerte para la
familia comenzando con el asesinato de Francisco, siguiendo con el de Adriana,
quien se encontraba en las bancas de la morgue de Buga esperando la entrega del
cadáver de su hermano. Allí, sicarios en una moto, le dispararon dejándola
muerta a las afueras de la morgue. (El Periódico De Buga, 2010)
De acuerdo con los hechos sucedidos, la tercera generación de la familia
toma el control del negocio. Son los llamados a retomar los negocios de sus
viejos porque para entonces la tía Chanchu se encontraba en la cárcel, los
otros padres estaban muertos y solo les queda su abuela quien se encontraba en
casa por cárcel. Esta mujer es la única que queda al “cuidado” de estos
jóvenes. Dicen los testimonios que la tercera generación de la familia se
adentró en el consumo de drogas de una forma generalizada, desde los más
jóvenes hasta los más grandes.
“Los hijos de Eduardo sí los mataron a casi todos “esos
son los más podridos” solo quedó la
Chanchu que está en la cárcel, sigue viva porque está presa, ella desde niña es
metida en el vicio.” (Entrevista # 1, 2012)
Con los primos y hermanos mayores en la cárcel,
Federico también es encarcelado por el
asesinato de dos personas (“Los Mellizos”) por una riña relacionada con
las drogas. Por último, el ingreso de Mauricio tiene que ver directamente con
el negocio de las drogas ya que le encontraron un cargamento de marihuana
cuando se dirigía de Palmira a Guacarí. Debido a estos acontecimientos, entra
como segundo al mando Juan, quien no estaba muy relacionado con el negocio,
pero dadas las circunstancias debió asumir las responsabilidades que tenía
sobre sus hombros en este momento por ser el mayor de esta familia.
“Ellos siguieron en eso, los muchachos de ahora están
peores a raíz de la muerte del tío, primero mataron al nieto de Eduardo, luego
a Eduardo, luego mataron a Lina y luego
mataron a los dos hermanos, los hijos de ellos se quedaron solos y montaron su
propio negocio, su pandilla, y ahora el que está mandando eso es Juan, el más
sano, era un pelado que no lo dejaban ni salir, la mamá era muy estricta, Juan
decidió tomar el mando porque le mataron la mamá, además que ella siempre los
acostumbró a la mejor ropa, vestían mejor que los propios ricos, ahora están en
guerra los Pérez Prado con los Mangos por manejar el negocio, la otra vez le
cogieron la casa a bala a la propia tía, a ellos los mataron a todos por
negocios de vicios.” (Entrevista # 1, 2012)
Después de esto, ya la familia no tiene un eje que los
controle o los regule sino que actúan bajo el efecto de las drogas y la
venganza, pasando por alto las normas que su propio abuelo había establecido
que debían meterse o agredir a la comunidad.
“Los viejos,
mantenían en tropel con los Mangos pero ahora son los nietos contra todo
Guacarí, hay atracadores, matones, de todo lo que quiera, ellos son nacidos y criados aquí.”
(Entrevista # 2, 2012)
Es así como en el 2011 las autoridades realizan un
operativo sorpresa en el que les incautaron 10 kilogramos de marihuana
prensada, 25 gramos de bazuco y dinero en efectivo.
“En diferentes partes de la vivienda en mención, fueron halladas
sustancias con características similares a la marihuana y el bazuco, empacadas
en bolsas plásticas y de papel. Además, dinero en efectivo, ubicado
estratégicamente al lado de una ventana y en el armario, billetes y monedas de
diferentes denominaciones, producto aparentemente del narcomenudeo” (El Periódico de Buga, 2011).
En este operativo es capturado Byron de 13 años, quien,
armado con un revólver intentaba
defender su vivienda.
“La coordinación inter-agencial con la Fiscalía de la localidad, permitió
que mediante diligencia de allanamiento al segundo piso de la residencia
ubicada en la calle x número x-x, fuera aprehendido un menor de 13 años de edad
portando un arma de fuego, con la cual trató de impedir el procedimiento
policial” (El Periódico de Buga,2011)
En el mismo año, los Pérez Prado se dan cuenta que el
autor intelectual de los asesinatos de Francisco y Adriana fue la pareja de
esta última, quien años atrás también había sido la pareja de Lina. Se trata de
Alejandro Casas quien trabajaba para la banda de los Mangos y fue atacado a
tiros cuando se encontraba en un sitio reconocido en la localidad como “El
Aeropuerto”, sitio al que los habitantes de Guacarí suelen ir después de las
fiestas y donde es común el consumo de marihuana. (El Periódico de Buga, 2011)
En el 2012, es asesinado a manos de un sicario alias
“Cajon”, quien intentó huir y alcanzó a
correr una calle donde quedó muerto tras recibir dos disparos en el área del
abdomen. En el hecho también murió Camilo Duran quien según la comunidad fue
utilizado de escudo por Cajon para defenderse del atentado. (El periódico de
Buga, 2012)
Este joven alias “Cajon” tan solo tenía 15 años al momento
de su muerte y era uno de los líderes de los Pérez Prado antes de este
atentado, ya había sido atacado varias veces y siempre en compañía de más
jóvenes de su misma edad quienes terminaban heridos o enfrentados con sus
atacantes.
Un año antes de este suceso, la vivienda de La Familia fue
atacada con una granada que no alcanza a estallar dentro de la misma sino en la
calle, dejando cinco heridos por las esquirlas que esta arrojó. Estos hechos
demuestran hasta qué punto de violencia llegan los enemigos de La Familia,
quienes buscan el exterminio no solo de sus integrantes sino también de su territorio.
(El País, 2011)
Meses más tarde, Leydi, la abuela de los Pérez, quien
contaba con 61 años de edad, fue asesinada en su casa por un sicario que
ingresó hasta la vivienda de la mujer y sin mediar palabra con su víctima
procedió a asesinarla disparándole en distintas oportunidades. (El Periódico de
Buga, 2013)
Después de este hecho, la familia se dispersó quedando
solo algunos de los menores en la cuadra vendiendo y distribuyendo la droga.
Poco después, sale Chanchu de la cárcel, y toma las riendas de la familia, pero
es poco lo que puede hacer, pues la mayoría de ellos están escondidos y huyendo
de sus agresores.
En marzo del 2013, es publicada la lista de limpieza
social en la población dirigida supuestamente por las “nuevas águilas negras”,
en la cual figuran los nombres de más de 25 integrantes de los Pérez o de
personas relacionadas con ellos. Este hecho ha sido explicado por pobladores
como una amenaza por parte de los Mangos, debido que de esta organización solo
salieron los nombres de las personas más reconocidas de esta, lo que causó una
sospecha en la población.
Se puede observar
cómo han cambiado las representaciones de la familia Pérez entre la
sociedad de Guacarí, pues la primera generación era considerada como tranquila
y respetuosa, en palabra literales “Ellos no se metían con nadie”, pero cuando
empiezan las muertes de sus familiares principalmente de la cabeza y creador de
esta organización familiar el abuelo “El Zorro” inicia una nueva etapa en la
que cada familia individual realiza sus actividades. Es para ese entonces
cuando mueren los padres y la tercera generación hace uso de la violencia
irracional contra todos a su alrededor.
Pero las retaliaciones no se dieron contra la familia solamente, sino
también contra los que la auxiliaban en la consecución de la mercancía para
vender. Es así como en 2013 asesinan a “Petersito” y a “Caperuza”, el primero,
un joven de 15 años que fue asesinado en el parque principal por un menor de
edad más pequeño que se movilizaba en una cicla. “Caperuza”, quien era la
pareja de Federico, fue hallado muerto en Palmira cuando se disponía a recoger
una mercancía para María, la madre de Federico, quien dirige un expendio en la
ciudad de Buga.
Ya para agosto del 2013 acaban con la vida de la sobrina de Ana María Prado,
quien era propietaria del video bar la Tertulia ubicado en el sector de la
galería del municipio, local conocido por la comunidad como reunión de los
“chirris”[4], donde se reúnen
los viejos y a alta horas de la noche, llegan los Pérez a terminar su fiesta en
este lugar. Esto llega a tal punto que
solo el apellido crea un estigma frente a los habitantes de la comunidad,
quienes prefieren alejarse de la familia para evitar el peligro que representa
estar cerca de ella.
“qué pesar porque esa familia no era
así, el hermano menor de Juan no lo
quieren ni recibir en el colegio solo por el apellido.”(Entrevista #1,
2012)
En este caso como lo muestra Bourgois (2003: 193) la cultura callejera ofrece como alternativa a
las instituciones pedagógicas: el grupo de amigos, la cuadrilla protocriminal
de jóvenes o pandillas en este caso su propia familia que en efecto vienen a
llenar el vacío estructural abierto por la deserción escolar.
En conclusión, es visible que las prácticas de esta familia cambian
después de la muerte de la segunda
generación cuando la tercera generación se encuentra sin un eje que los centre
y los guíe en el negocio, sino que son movidos por el dolor y la venganza y
buscan desesperadamente mantener el poder y el control que siempre ha tenido
esta familia en el negocio del microtráfico en el municipio.
Siguiendo con el curso es necesario mostrar un poco sobre Los Mangos la
organización rival de La Familia.
La banda contraria:
historia de los rivales.
Después de este recuento de la trayectoria familiar de los Pérez Prado, es
importante referir el caso de “Los Mangos”, de quienes no fue posible obtener
mucha información debido a la renuencia de la población para hablar de “los de
abajo”
“hacia al lado occidental del pueblo ya se estaba armando,
tampoco una escuela de sicariato, pero sí tenía los mejores sicarios de este
sector, nosotros le decimos “las favelas”, pues hay muchas casitas y muchas
calles, allá es un parche pesado se encuentran armas y hay plomizas la cosa más
impresionante, la policía no podía entrar a dar la ronda por que les daban
plomo de todas las casas, es tanto así que muchas personas cuentan que a uno de
los hermanos de Uribe el “ex presidente”, lo pegaron[5]
y el que pegó a ese man fue un man de
Guacarí”. (Entrevista #2, Junio 2012)
Esta organización delincuencial se encuentra ubicada al
otro extremo del municipio, situación que para los habitantes del municipio
significa la existencia de distintas
“fronteras invisibles”[6] en la población (véase Mapa 02).
“Respecto a esto hubo una serie de sucesos y sujetos que
han puesto el pueblo en tensión, igual yo siempre he escuchado que lo que es el
barrio los Mangos ha sido colonizados por personas de Cerrito directamente y
hay un barrio que queda hacia al nororiente de Guacarí que se llama la
Esperanza que ha sido colonizado por los Mangos hubo hasta una masacre murieron 4 personas y 6
heridas cuando llegó la barrida (limpieza social),lo que sucedió últimamente
fue que los Pérez Prado mataron al hermano de uno de los Mangos y este quiso
acabarlos pero no pasó nada, la ley llegó y lo cogió, a él lo cogieron con una
cantidad de balas, armas, chalecos antibalas, estaba decidido a destruir a los
Pérez” (Entrevista # 2, Junio 2012)
Mapa 2: UBICACIÓN EN
EL MUNICIPIO DE LOS MANGOS
Fuente: Mapa político Alcaldía
municipal de Guacarí, 2012
(gráficas y fotos en el archivo PDF)
|
Estas organizaciones delictivas han territorializado el
municipio, creando esas fronteras que
antes he mencionado y que delimitan claramente el control de uno y de otro
grupo, las cuales dependiendo el horario no pueden ser traspasadas por los
habitantes del municipio.
“Evito salir a la calle de siete de la noche en adelante, no se puede salir en el municipio y mucho
menos en la periferia” Entrevista # 4, Agosto del 2013
“Bueno, los horarios a medida que transcurre la noche todo se va volviendo
más tenso, más peligroso y los lugares vienen siendo todos los extremos del
pueblo, hacia el oriente, hacia el occidente un poco hacia al norte estos
sitios son los que más propenso a dar brotes de violencia.” Entrevista # 12, Agosto
del 2013
“no salgo en las noches y los puntos que uno
conoce como focos de suprema intolerancia como aquí la calle de la avenida x
con cuarta, abajo por la tenería[7] hay una parte por
aquí abajo por los mangos que después de las 10 de la noche tenés que pagar
como mil pesos para poder que te dejen entrar al barrio, entonces tenaz.”
Entrevistas #13, Agosto del 2013
“para no ser víctima de la violencia evito dentro del mismo casco urbano
del municipio se puede decir que existe una periferia dentro del mismo porque
son los barrios como uno dice vulgarmente que están a las afueras de la zona
céntrica que anteriormente fueron invasiones y ahora son barrios o
prolongaciones de los mismos donde existen los focos de violencia intrafamiliar
y de toda índole.” Entrevista # 14,
Agosto del 2013
Se puede concluir que existe un control de los territorios por parte de
estas organizaciones delictivas las cuales dividen el municipio según su
conveniencia y no permiten el libre acceso a distintos puntos del municipio por
la población generando temor y coacción entre los pobladores.
Reflexión final: Respuestas sociales a la violencia
organizada, iniciativas juveniles.
Uno de los aspectos más reiterativos de los testimonios que recogí durante
mi investigación es que los controles territoriales y el ejercicio de poder de
las bandas que manejan el microtráfico y distintas modalides de delincuencia en
Guacarí ha llevado consigo a la utilización de niños y jóvenes en las lógicas
de la violencia. Este es el reclamo más urgente de la población, y tiene
razones de sobra para expresarlo: durante mi trabajo de campo pude observar el
consumo excesivo de drogas por parte de jóvenes, niños y niñas manipulados por
otros niños y niñas más grandes para robar y otras actividades delictivas.
Frente a esta crítica situación, jóvenes del municipiio expresan su
inconformismo a través de graffitis, los
cuales engloban un conjunto de actividades conocidas como arte urbano;
esténcil, murales, entre otros. Este tipo de arte no es sólo una expresión
artística, sino que al mismo tiempo encierra un carácter simbólico, como una
forma de tomarse el espacio y manifestar una presencia y una posición frente a
la realidad. Aunque también cabe anotar hay graffitis que sirven a las
organizaciones delictivas para reivindicar su territorio o bien para rememorar
a quienes han sido asesinados. Como lo dice Bourgois (2003: 97) los graffitis
“in memoriam” pintados son la conmemoración de amigos caídos que tienen el
efecto de normalizar las dramáticas matanzas públicas.
Es así como muchos jóvenes de Guacarí se toman las calles para expresar
sus miedos, alabar su existencia o presentar lo que es una realidad diaria en
sus vidas. A partir de esto, vemos que muchos de ellos están referidos tanto a
la violencia como a la existencia de distintos grupos, además de evocar la presencia de los que ya
fallecieron. También encontramos algunos que muestran un descontento social
frente a su realidad ya sea dirigida a los violentos o a las instituciones.
Uno de estos graffitis representa el nombre del trabajo de investigación
que se realizó en Guacarí pues muestra el constante miedo y agobio que viven
los habitantes del municipio al no saber si regresaran con vida cada vez que
deciden aventurarse a salir de sus casas. Este miedo y esta constante
impotencia que sienten algunos de los pobladores ha hecho resurgir el colectivo
cultural Calambuco con un proyecto cultural y artístico enfocado en escribir
las memorias del conflicto urbano que padece el municipio a través de la toma
de distintos espacios caracterizados por lugares de expendio y consumo donde se
propicia la violencia, se busca con esto llamar la atención de los jóvenes de
la localidad para que plasmen sus ideas, pensamientos y vivencias por medio del
arte urbano (graffitis, muralismo, etc).
Como dice Vivero, el grafiti “es un espacio de reivindicación
de las luchas populares y un llamado a sumarse a dicha resistencia.”(2012: 83),
Lo que se hace visible en el caso de aquellos grafitis que intentan mostrar su
descontento frente a la política y los
políticos de la localidad. Y si bien es cierto que hay un sinfín de motivos
detrás de este tipo de arte, este fenómeno expresa la forma en que muchos
pobladores viven la inseguridad de transitar por sus mismas calles, donde el miedo
y la indiferencia hacen parte de su cotidianidad. Como lo muestra esta
habitante:
“El tema es que cuando la cerca se va cerrando, cuando la brecha que
indicaba que entre ESA gente y usted existían sendas diferencias, se va
achicando, y a ESOS que amenazaron, y a ESTOS que van a matar, no SON SOLO ya
unos pronombres demostrativos externos, sino que se empiecen a causar efectos
en nuestra primera PERSONA DEL SINGULAR, y entonces es a MI a quien le toca
asombrarse mientras escucho con todo estridor a meras dos cuadras de MI camino
una EXPLOSIÓN, o escucho un ejercicio de “GALLARDIA” de unos gañanes que todo
el día hacen tiros al aire, o cuando me toque salir corriendo del PARQUE
PRINCIPAL por ser TESTIGO DEL DISPARO DE 5 TIROS que le propinan a un joven no mayor
de 15 años mientras departo con una amiga en el puesto de perros, o cuando
gañanes te persiguen a ver que celular de última tecnología tienes, para
rapártelo, para usurpártelo, es allí, en ese momento cuando la INDIFERENCIA NO
PUEDE SER MÁS MI AMIGA.”(Lenis, 2012:2)
Sin embargo, como he dicho antes, las acciones de protesta y resistencia
la sociedad civil ante la violencia han sido más bien tímidas. Indiferencia,
miedo, impotencia son muchos de los sentimientos que abordan diariamente a los
pobladores del municipio de Guacarí, donde las instituciones y demás
autoridades no dan respuesta a los hechos que se viven cotidianamente en el
municipio. Este flagelo en la población los toca a todos, pero muy pocos toman
la iniciativa de tener una visión distinta de generar conciencia entre los
otros y prefieren fingir que a sus alrededores no sucede nada, es así como se
sumerge cada día este fenómeno en la cotidianidad de todos los pobladores del
municipio.
“Y la responsabilidad singular donde queda, la de cada uno de nosotros
cómplices silentes, temerosos, indiferentes, irresponsables frente al
desparpajo, frente al muladar, frente a la ignominia. TODOS desde nuestros
distintos lugares aportamos a ser hoy el pueblo de mierda que somos.” (Lenis,
2012: 3)
Para finalizar, bien podría agruparse los problemas de violencia
relacionada con los homicidios en dos aspectos: el primero y principal que está
relacionado con una falla en la socialización de los jóvenes del municipio, y
la segunda con el microtráfico. Estos fenómenos que se juntan en el municipio
crean un caldo de cultivo en el cual cada vez los jóvenes se inscriben en una
cultura callejera basada en la violencia como forma de imponerse, generar
dinero y tener poder. Además de ellos, existe una falla importante en las
instituciones del municipio encargadas de controlar tanto el microtráfico como
los jóvenes que participan en él.
(Fotografías en el archivo PDF)
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103-124.
[1] Este artículo recoge apartes de
los resultados de la investigación “Salgo con Dios, y si no regreso, me fui con
él” Caracterización de la violencia homicida en el municipio de Guacarí – Valle
para el periodo de 2004-2012), desarrollada en la universidad del Valle durante
los años 2013-2014. Agradezco a mi tutora, Sandra Patricia Martínez
Basallo por sus apreciaciones.
[2]
Todos los nombres tanto de organizaciones delictivas como de personas que se
encuentren sujetas a ellas han sido cambiados por motivos de seguridad tanto de
los informantes como el investigador.
[3]
Las Fiestas de San Roque son los ferias más importantes del municipio de
Guacarí, se hacen en conmemoración del patrono del municipio en el mes de
Agosto de cada año
[4]
Chirris: dícese de personas que desde alta horas del día se disponen a beber
chirrinchi, que es un aperitivo de licor.
[6]
Las fronteras invisibles son los límites establecidos por grupos delincuenciales con el fin de
establecer dominio sobre un territorio en especial. Estas Consisten en impedir
el paso a un territorio determinado de una persona sea proveniente de una
pandilla o no, estableciendo límites invisibles. Quienes sobrepase tal frontera
estarán sentenciados a perder la vida.
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