miércoles, 1 de junio de 2011

OSCURAS PASIONES QUE ATORMENTAN EL ALMA_CLARA LOCURA QUE TERMINA EN KARMA

El Túnel es una novela de género dramático escrita por el argentino Ernesto Sábato; ésta relata una historia de amor y de muerte protagonizada por un pintor, el cual confiesa el haber cometido un crimen, que consistió en matar a la única persona que había llegado a comprenderlo: una mujer que cambió su vida y paradójicamente fue ella la causante de su propia muerte.
Este ensayo examina las conductas del personaje principal de la obra desde una perspectiva psicológica, psiquiátrica y, a su vez, existe una relación entre la literatura y el derecho penal, evaluando así todas las acciones y procederes de aquél para lograr sus objetivos y obtener el tan anhelado amor de una mujer; un amor que lejos de terminar duradero o estable, lo que hizo fue convertirse en un tormento y en una utopía al no poder lograrlo, ocasionando en el personaje todo un cuadro de enfermedad y locura que lo condujo racional o irracionalmente a cometer un Crimen.

PALABRAS CLAVE 
Crimen, comportamiento humano, esquizofrenia, delincuente pasional, trastorno mental, inimputabilidad.




Daniela Montoya Zapata
Mateo Villamil Restrepo[1]

Dark passions that torment the soul of Clara. The madness that ends in "karma". 


ABSTRACT
The Tunnel is a novel from the dramatic genre, wrote by the argentine Ernesto Sabato; this one talks about a love and dead story starring by a painter, that confess that he had committed a crime; to kill the only person that had understood him: a woman that changes his life, and paradoxically, she was the one how causes her own dead.
This essay examines the behavior of the main character, seem from a psychological and psychiatric perspective, at the same time, there exists a relation between literature and criminal law; evaluating all the actions and proceeds from the one that reach his objectives and get his greatest wish of the love of a woman; A love that far from be strong and lasting, has been turned in a torment and an utopia that couldn’t be reach. That causes in the character all the symptoms of madness and illness that lead to a rational or irrational crime.

KEY WORDS
Crime, human behavior, schizophrenia, passionate criminal, mental disorder, inimputabilidad.

Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas 
Ernesto Sábato. (1911-2011).
INTRODUCCIÓN
Ernesto Sábato, gran exponente de las letras y de las artes en el continente latinoamericano, escritor de importantes obras, contribuyó al desarrollo intelectual de muchos otros autores, pues con su saber y en cada una de sus líneas, más que expresar algo, pretendía trasmitir una enseñanza y un mensaje al lector sobre la importancia de la literatura; la cual nos enriquece cultural y personalmente.Sábato dejó un legado que perdurará de generación en generación, ilustrándonos sobre el arte de escribir.  

Al seleccionar la obra literaria El TÚNEL, se pretendió hacer un análisis del comportamiento humano y criminal del personaje principal, explicando las razones o motivaciones que surgieron en él, que lo condujeron a cometer su delito final; pasando de un estado psicológico pasional y emocional leve para llegar a un desorden y desequilibrio mental, convirtiéndose en una persona esquizofrénica y obsesiva por el amor de una mujer. 

Se escogió dicha obra literaria desde una lectura del derecho penal, es decir, al leerla se pudo observar que tenía elementos propios del derecho penal; pero igualmente éstos a su vez tienen relación con otros enfoques que permitieron vislumbrar cómo una persona que comete un delito, puede ser valorado y estudiado no sólo desde el punto de vista jurídico, sino que también su comportamiento puede ser estudiado a partir de otros saberes.

Pues este personaje se enmarca dentro de unas categorías o tipologías de delincuente, postuladas por el derecho penal italiano, específicamente a las de delincuente loco y de delincuente pasional; y por otra parte, también se estudió desde otras disciplinas como la psicología y la psiquiatría médica, que en este caso tienen una estrecha relación: van ligadas holísticamente a explicar a fondo el comportamiento del personaje, sus pensamientos, sentimientos y emociones. 

Un túnel es una estructura subterránea, la cual puede ser larga o corta, que comunica dos extremos; a menudo suelen ser oscuros, fríos, angostos, desolados y pueden llegar a causar temor a quien lo atraviesa. Éste simboliza el camino que cada una de las personas debe recorrer a lo largo de su vida, en donde pueden tropezarse con diferentes peligros u obstáculos, a los cuales se tendrán que enfrentar quienes lo crucen.

Es decir, al inicio del túnel, se vive un estado de inseguridad, de intriga, de temores, de problemas, en el que la persona aún no logra afrontarlos ni vencerlos, y además se vive un estado de profundo odio o apatía a los demás; es por esto, que a medida que la persona va avanzando en el camino, el ideal es que logre superar poco a poco todos estos males que no le permiten ser una mejor persona e identificarse y adaptarse a un entorno social. Si el ser humano logra llegar al otro lado, esto indica que cumplió con su objetivo en la vida, que su alma logró liberarse de las dificultades que lo ataban; pero por el contrario, si no logra atravesarlo, es porque en su vida puede más la fuerza del mal y del odio que el deseo de superación y del bien, a tal punto en que el túnel lo atrapa y oscurece su alma, sumiéndolo en una crisis existencial de difícil salida.

Esta comparación del túnel con la vida de las personas, es trascendente porque permite iniciar todo el análisis e interpretación de la obra literaria EL TÚNEL, en donde el personaje principal es una de esas personas que no logró atravesarlo, debido a sus múltiples estados de ánimo, dificultades, y negación o resentimiento hacia los demás.

Este personaje llamado Castell, dedicado permanentemente a la pintura, se caracteriza por tener una personalidad un poco diferente al común de las personas, debido a que sus comportamientos y pensamientos no concuerdan con ideales razonables y reales, que le ayuden a tener una estabilidad emocional y afectiva. Es una persona que no tiene ningún tipo de aspiraciones o propósitos en la vida, sino que más bien se inclina por un camino inadecuado o peligroso que al final termina destruyendo su propia vida y la de alguien más: una mujer que llegó a cambiar su vida y que, paradójicamente, fue la causante de su propia muerte.

El comportamiento de Castell, como objeto de estudio de la psicología, en sus inicios muestra unas conductas leves, incoherentes y distorsionadas dentro del mundo real, como por ejemplo, el hecho de que en sus pinturas pretendía transmitir un mensaje más profundo de lo que en realidad se podía percibir en ellas, buscaba que cualquier persona lograra entenderlo y comprenderlo al pensar y sentir diferente a los demás; con lo cual refleja un trastorno emocional enmascarado por su ferviente odio a la sociedad, pues es una persona seca y totalmente cerrada a cualquier cambio positivo en su vida.

Son tan abruptos y potentes esos comportamientos, que cada vez más van evolucionando y agravándose, esto es, de tener un estado emocional leve y aparentemente apacible, pasa a un estado de desenfreno que ya se sale de la esfera psicológica y más bien requiere ser tratado o analizado desde la psiquiatría.  Sus ideales o emociones se convierten en perturbaciones y desviaciones mentales, los cuales son ajustables a concepciones o teorías reales de esta ciencia; a saber, una de ellas es el Trastorno Esquizoide: En este trastorno de la personalidad el paciente se retrae de la actividad social y vive más que todo para su mundo interior y sus fantasías; el paciente tiene un comportamiento ligeramente excéntrico, evita las actividades competitivas y tiene una frialdad afectiva que puede ser debida a su incapacidad de expresar sus propios sentimientos [2].

Lo anterior, describe perfectamente el estado inicial de Castell, puesto que él no sabía expresar abiertamente sus sentimientos, sino que por el contrario manifestaba que: siempre he mirado con antipatía y hasta con asco a la gente, sobre todo a la gente amontonada; nunca he soportado las playas en veranopero, en general, la humanidad me pareció siempre detestable[3].

Según esto, él era una persona apta para vivir sola, para estar alejado totalmente del mundo, debido a su difícil capacidad para entenderse y socializarse con los demás, lo cual no le era necesario; sino que por el contrario, la soledad era su mejor aliada, su mejor compañía y no necesitaba de la comunidad:  Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada a un orgulloso sentimiento de superioridad: desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos; mi soledad no me asusta, es casi olímpica[4].

Como se expresó anteriormente, la finalidad de Castell al plasmar sus obras era lograr captar en alguna persona toda la atención del detalle oculto inmerso en la pintura. María fue la única que en realidad se detuvo y logró ver más allá de la simple imagen, lo que generó en Castell una gran emoción y satisfacción al encontrar una conexión con ella, a tal punto en que sintió una profunda atracción hacia ésta, sintiendo así que su soledad era superada, porque tenía la convicción de que María tenía sus mismos pensamientos y que podía estar con ella el resto de su vida.

… mi corazón latía con violencia y sentí que se me abría una oscura pero casta y poderosa perspectiva; intuí que una gran fuerza, hasta ese momento dormida, se desencadenaba en mi[5].

Este profundo amor que se fue creando en él lo llevaba a planear estrategias de conquista y de acercamiento a ella, generándole emociones no descubiertas antes, sintiendo nuevas y extrañas sensaciones, y que por primera vez ciertamente dejaba a un lado ese odio y apatía por las personas, para enamorarse y sentir apego por alguien. 

Ese amor hacia María fue cada vez más intenso y acrecentándose más, hasta el punto en que se convirtió en una poderosa obsesión y en un trastorno por querer tenerla y poseerla; pues Castell era una persona precavida que planeaba muchas alternativas o situaciones que podían suceder al momento del encuentro con ella, es decir, si fallaba una de estas opciones, él inmediatamente ejecutaba la otra y la agotaba hasta el final, para así determinar en realidad si había sido efectiva o no. Lo anterior es lo que conocemos en el común de las personas como un plan A, un plan B ó un plan C, en donde si fracasa el primero se pueden materializar los restantes, con el objetivo de lograr la finalidad prevista.
Ahora bien, esa poderosa obsesión lo convirtió a él en una persona con un trastorno que en la psiquiatría médica es conocido como trastorno afectivo maníaco-depresivo, el cual es definido como un trastorno afectivo y del humor, con episodios maníacos, con trastorno afectivo bipolar y episodios depresivos[6].    
  
A medida de que iba planeando las opciones, se daba cuenta que algunas le podían resultar favorables a sus intereses, y era ahí en donde Castell se sentía dichoso, feliz, de buen humor. Sin embargo, si presentía que una de estas tácticas de encuentro y conquista no le era favorable y no lograba la expectativa de acercarse a María, su estado de ánimo cambiaba inmediatamente, esto es, se alteraba, sentía rabia, sentía rencor y hasta pensaba que continuar con la estrategia no tenía sentido: En alguna yo era locuaz, dicharachero (nunca lo he sido en realidad); en otra yo era parco; en otras me imaginaba risueño[7].

A pesar del trastorno bipolar que padecía, nada le impedía seguir ordenando y clasificando sus ideas, ya que aun tenía la capacidad de controlar su mente y sus impulsos para pensar en el próximo paso que tendría que dar: Como dije volví a casa en un estado de profunda depresión, pero no por eso dejé de ordenar y clasificar las ideas,  pues sentí que era necesario pensar con claridad si no quería perder para siempre a la única persona que evidentemente había comprendido mi pintura[8].

Desde la psiquiatría medica, que en este caso analiza los comportamientos de Castell, la ansiedad es una emoción que se experimenta como respuesta a una situación en la cual el individuo está expuesto a un peligro, o una amenaza, real o imaginaria[9].

El Psicoanálisis de Sigmund Freudexplica la ansiedad como el resultado de una lucha entre los impulsos inconscientes del ELLO[10].

Otro de los defectos de Castell que evidencia a lo largo de toda la obra, es esa ansiedad que se refleja en él para todo lo que hacía, que lo llevaba a actuar estrepitosa y aceleradamente, es decir, era tanto el interés y el afán por lograr tener contacto con María, que preparaba previamente una posible conversación para el momento en que la tuviera cerca. No obstante, cuando en realidad este momento llegó, todos esos anhelos quedaron estáticos, puesto que no tuvo la capacidad y fortaleza de hablarle, de expresarle todo lo que sentía y todo lo que la deseaba. Por esto, es viable decir que estas manifestaciones ansiosas de Castell son analizables desde la psicopatología de la ansiedad, es decir, existen unos mecanismos de defensa que sirven al Yo para defenderse de esos impulsos del Ello: en este caso nos encontramos con el fenómeno de La represión,  la cual consiste en inhibir, reprimir y olvidar los impulsos, deseos y fantasías inaceptables[11].
De acuerdo con esto, Castell procuraba controlar y reprimir la manifestación tan abrupta de sus pensamientos, lo cual le resultaba muy difícil, porque no podía evitar expresar su profundo afecto hacia esa mujer que había logrado entenderlo.

Dejando a un lado el tema de la ansiedad, resulta pertinente abordar otro de los grandes problemas que se manifiestan en la personalidad y vida de Castell, que lo identifican como un personaje polifacético, en donde en un mismo instante puede mostrar su lado sociable, familiar y jovial; pero también en cualquier momento desencadena toda su rabia y odio en contra de los demás.

Castell tiene un complejo de superioridad frente a los demás, y a su vez esto lo lleva a cometer actos impulsivos y maniáticos como una expresión de la locura que se apodera de él, hasta el punto en que estos comportamientos se convierten en una enfermedad esquizofrénica; la esquizofrenia es una situación crítica microsocial en la que los actos y la experiencia de determinada persona son invalidados por otros por ciertas razones culturales y microculturales inteligibles (normalmente familiares), hasta el punto que es elegida y definida como “mentalmente enferma” en determinada forma[12].

Lo cual quiere decir que lo que para él era evidente, razonable, común, justificable y coherente, no era concebible ni tolerable para las demás personas. En este punto, entonces, vemos cómo las diferencias de pensamiento entre Castell y el entorno social, se apoderaban de él apartándolo de cara a toda la cultura y forma de vivir  de los demás. Esto es, lo que para él era totalmente normal no lo era para la sociedad; es de ahí que se expresa que Castell basaba y fundamentaba todas sus actuaciones en el empirismo, en los conocimientos adquiridos mediante la experiencia a lo largo de su vida, por lo que se dice que sus sentidos los tenía ampliamente desarrollados, pues como diría el filósofo Aristóteles: no hay nada en la mente que antes no haya pasado por los sentidos.

Lo cual se refleja en palabras del mismo Castell: La experiencia me ha demostrado que lo que a mí me parece claro y evidente casi nunca lo es para el resto de mis semejantes…Esa es justamente la causa de que no me haya decidido hasta hoy a hacer el relato de mi crimen[13].

Hay otro aspecto importante para analizar, el cual es la razón, la base y la esencia de todos esos comportamientos y pensamientos tan desmesurados de Castell: Una mujer, un ser que despertó en él demasiadas pasiones y sensaciones al lograr detenerse y apreciar minuciosamente su obra, al haber entendido el mensaje que éste quería expresar; pues ello le indicó a Castell que María no era igual a todos los demás, sino que por el contrario, era una mujer especial y totalmente cautivadora, pues fue la única persona que logró comprender y aceptar su comportamiento.

María era una mujer misteriosa, reservada, que de entrada se mostraba reacia a los intentos de acercamiento o conquista por parte de Castell, pues trataba de huir o de ser indiferente a todos estos intentos y propuestas que él hacía para tenerla cerca. Era una mujer que tenía una compleja relación, es decir, se encontraba casada con otro hombre, y al mismo tiempo era frágil a entablar una relación con Castell. Sin embargo, la relación con su esposo la mantuvo en secreto hasta que accedió finalmente a los encuentros y relaciones clandestinas con su amante.

Sin perjuicio de ello, María tenía una estrecha relación y un gran acercamiento con su primo Hunter, aunque vale aclarar que sólo era un amor filial. No obstante, para Juan Pablo Castell esto no era tan simple ni tan obvio, pues él tenía la profunda convicción de que existía algo más que una relación familiar entre ellos; lo que generaba en él ciertos ataques cada vez más fuertes y constantes de celos, de odio, e llegando incluso a expresar que ella sólo fingía un supuesto amor que sentía hacia él.

El hecho de que María se encontrara comprometida, fue lo que ocasionó en Castell una mayor crisis existencial, y generó que desarrollara fuertemente sus impulsos de celos, obsesiones compulsivas y una poderosa enfermedad que provocaba en él la necesidad de que María fuera única y exclusivamente de él; queriéndola poseer a cada instante a su lado. Él sentía una desesperante soledad y un miedo al aislamiento; porque en sí mismo no se sentía como una persona completa, sino que más bien pensaba que estaba dividido de varias formas; y que ella era el único ser que podía complementarlo.

Este pensamiento tan egoísta radicado en su cabeza, lo fue conduciendo a una gran depresión y a caer en un estado de total esquizofrenia y de disgregación mental, denominado comúnmente demencia precoz. Para mayor comprensión, y en palabras de Hilda Marchiori en una de sus tesis, sostiene que la esquizofrenia invade todas las áreas de la personalidad, así observamos alteraciones en el pensamiento caracterizado por disociación e incoherencia, está fragmentado y resulta por lo tanto incoherente, representando ideas delirantes, una proyección más de la conflictiva mental. Las ideas delirantes se traducen en delirios de grandeza, de invención, de celos místicos, de persecución, sin lugar a dudas de los de mayor peligrosidad ya que el individuo siente que “debe” defenderse de los que lo espían o lo controlan[14].

Como se dijo anteriormente, la esquizofrenia ocasionaba en él múltiples trastornos de la personalidad, lagunas mentales, cambios bruscos en sus estados de ánimo, disparidad y divergencias en sus pensamientos. Y asimismo, ese estado de superioridad del que se hablaba anteriormente, se ve materializado también en esta fase de locura, pasando de una etapa psicológica pasional y emocional para llegar a un desorden y desequilibrio mental, como características resultantes de la esquizofrenia.

Ahora bien, entre las múltiples patologías y anomalías que presenta Juan Pablo Castell, nos encontramos también con la Neurosis. Esta enfermedad es estudiada por la psiquiatría médica y se manifiesta mediante reacciones complejas de la personalidad que suelen describirse como alteraciones o trastornos que se refieren comúnmente a problemas de la afectividad (...) A diferencia de otras enfermedades que se presentan de manera impulsiva, violenta, la neurosis se va estructurando paulatinamente, donde el individuo es consciente del proceso psíquico interno[15].

Juan Pablo hacia un gran esfuerzo para lograr controlar al máximo sus emociones y angustias. La angustia se traduce en síntomas funcionales hasta el punto en que llega a afectar su organismo, en donde Castell es capaz de  controlarla parcialmente. Sin embargo, era superado por la ansiedad y el afán de poder estar al lado de ella, con lo cual él sabía y tenía el pleno conocimiento de lo que pretendía con María, hasta el punto en que comprendía que sus pensamientos cada vez más giraban en torno a ella y se iban trasformando en antojos más hostiles y macabros que lo excitaban y le generaban pensamientos morbosos o sexuales sobre ella.

Comúnmente el neurótico manipula su medio familiar a través de sus síntomas para lograr un control y llamar la atención[16]. Es decir, era tanto el poder de manipulacion que él trataba de ejercer con María, que expresaba que si ella no estaba junto a él o no accedía a sus llamados, era capaz de hacer cualquier cosa, como por ejemplo, sostenía que era capaz de quitarse la vida, esto es, teniendo en cuenta que en algún momento ambos se encontraban separados y distanciados (en una de las veces en que María huía), éste le mandaba gran cantidad de cartas con el deseo de tenerla cerca, de que ella regresara a su encuentro; y era ahí donde sobresalían las amenazas: No contestó a ninguna de mis preguntas precisas, pero finalmente, ante mi insistencia y mis amenazas de matarme, me prometió venir a Buenos Aires, al día siguiente, aunque no sabía para qué[17].

La Neurosis, como muchas de las enfermedades psiquiátricas en las cuales se encuentra inmerso Castell, admite una serie de divisiones o concepciones que ahondan o profundizan el análisis del comportamiento humano criminal, estudiándolo también desde otros puntos de vista, como por ejemplo, la Neurosis Histérica: ésta neurosis es desde una perspectiva criminológica una de las más interesantes porque intervienen elementos de una personalidad seductora, inteligente y manipuladora. Es una personalidad con aspectos ambivalentes inestables, actitudes omnipotentes y con características mágicas (…) El hábil y seductor manejo de las relaciones interpersonales lo conducen a una actitud de llamar siempre la atención tanto en un manejo verbal como a través de sus posturas corporales. En este juego de seducción puede ser sumiso, agresivo, silencioso, violento[18].

Por otra parte, y como característica importante de la neurosis, la angustia se manifiesta en una gran intensidad provocándole aspectos de desorganización en la personalidad, es decir, Castell como se expresó anteriormente, sufre de lagunas mentales, trastornos de la conciencia y un lenguaje maníaco.

De otro lado, Castell también era un hombre pasional, es decir, todas aquellas pasiones que sentía por María no eran tan comunes o normales como las de cualquier otra persona, sino que por el contrario, esas pasiones eran enfermizas y turbulentas. Las pasiones son sentimientos o emociones muy intensas que un ser humano puede profesar por otro, y que en palabras de Spinoza son afecciones que nos mantienen vivos, voluntarios, tensos y nos hacen perseverar en nuestra existencia, de lo cual se desprende que el hombre está necesariamente sometido a ellas[19].
En este punto, vemos cómo otro de los comportamientos o manifestaciones de Juan Pablo se ve justificado y desarrollado por la filosofía, esto es, hay quienes también argumentan que las pasiones son necesarias, que no podemos vivir sin ellas, lo que va en la misma dirección con los ideales y sentimientos de Castell, pues él en su deseo de lograr obtener ese fiel y profundo amor por parte de María, exterioriza su lado pasional y busca que ella las admire, las valore y las retribuya como un sentimiento mutuo.

Se observa cómo los comportamientos pasionales de Castell tienen tanta acogida para ser desarrollados y comentados desde otras disciplinas, en este caso, por la filosofía; por ejemplo Descartes también evidenció que las pasiones son impulsos brutales y repentinos que nos asaltan, pero no aconseja eliminarlas sino entenderlas para poder vivirlas con medida y pausada intensidad[20]. En otras palabras, cabe aclarar que sí es conveniente manifestar nuestras pasiones, siempre y cuando las expresemos de una manera adecuada, mesurada y sumisa; pero Castell por el contrario, no acata el consejo que nos da Descartes, ya que todas las pasiones suyas que antes eran reprimidas y ocultas fueron saliendo a la luz de una manera desenfrenada y desaforada, provocándole un mal y un daño a él y a María.

Es de admitir que estas pasiones pueden convertirse en aflicciones negativas y contraproducentes para la persona, esto según la forma en la que se expresen, pues si no se controlan llegan a causar perjuicios o a menoscabar la integridad propia y de quienes están a su alrededor.

Cabe resaltar que las pasiones en todos los casos no siempre son positivas, pues también se pueden presentar sentimientos o pasiones negativas, de ahí que sean clasificadas en lo que Santo Tomás denominó las Once Pasiones, establecidas en el siguiente orden: Amor, odio, deseo, aversión, gozo o deleitación, dolor o tristeza, esperanza, desesperación, temor, audacia, y cólera[21].

Si bien Castell tuvo muchos momentos cerca a María, y que incluso llegó a compartir instantes íntimos con ella, él continuaba con la idea de que el supuesto amor y cariño que ella le manifestaba, era totalmente fingido y era un amor que no sentía, que no era real ni leal. Es por ello entonces que él sostenía que si María no era para él, no era para nadie. En este sentido, vemos un sentimiento de egoísmo y extrema posesión hacia ella, ocasionando en su pensamiento deseos profundos de rabia y odio, lo que lo condujo a salirse completamente de sus cabales e idear un riguroso y minucioso plan criminal para atentar contra la vida de María, puesto que decidió frenar el problema de raíz, no permitiéndole a ella que compartiera su amor con ninguna otra persona.

Este perverso plan, estaba conformado por una serie de etapas que desarrolladas cada una en cadena, le permitía lograr posteriormente el fin que tenía en mente, el cual consistía en asesinar a María y huir de la escena del crimen. Estas etapas son: Ideación, preparación, ejecución y consumación o terminación.

Ahora, dejando a un lado los enfoques ampliamente analizados, es decir, la psicología y la psiquiatría médica, llegamos al campo del Derecho Penal en donde todos los comportamientos y pensamientos de Castell, tienen una justificación y son razonables a la luz de conceptos y teorías jurídicas de Escuelas Penales que han imperado en diferentes épocas y en el mundo.

Es importante comenzar diciendo que para Castell la criminalidad era totalmente común y justificable, es decir, él sostenía que la sociedad en vez de criticar y juzgar a los criminales, debería agradecerles y aceptarlos, pues con la ayuda de estos, se eliminan personas que causan un perjuicio nocivo e inadecuado a la sociedad, argumentándolo de la siguiente manera: … los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción. ¿Un individuo es pernicioso? Pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción[22].

Era tanta la convicción sobre la importancia de los criminales para Castell, que él mismo reconocía el interés de cometer crímenes en contra de personas que en algún momento de su vida le ocasionaron percances y que en este momento sentía la necesidad de eliminarlos. Teniendo en cuenta esto, es importante resaltar que para Juan Pablo la justicia no tenía ningún tipo de significado, ya que le era indiferente lo que hicieran o dejaran de hacer quienes ostentaban el poder.

Este ideal de Castell, sobre la necesidad de que existieran criminales en la sociedad, fue respaldado por el Derecho Penal Alemán en una de sus escuelas como lo fue el Funcionalismo Moderado, postulado por Claus Roxin, el cual sostiene que los delincuentes son necesarios en la sociedad.
Por otra parte, desde otra disciplina como es la Sociología: A partir de Emil Durkheim y su Escuela Estructural Funcionalista, reconoce que el crimen no es por sí mismo, ni necesariamente, un síntoma de anormalidad biológica ni psicológica en el criminal. Tampoco es forzosamente la manifestación de una patología de la sociedad, pudiendo ser más bien un elemento útil y necesario para la regulación de las ciencias sociales: “es un factor de la salud pública, una parte integral de toda sociedad sana”[23].

Vemos cómo para esta escuela, el crimen es una manifestación normal del criminal, es decir, está ligado a su naturaleza biológica o psicológica; es aceptado dentro de la sociedad, y de una u otra forma sin la existencia de estos sujetos criminales y sus continuos actos, no tendría ninguna aplicación o regulación las Ciencias Sociales, y en este caso específicamente el Derecho Penal.

Desde otra escuela del Derecho Penal, esto es, la Escuela Positiva Italiana, resultan tambien justificables y ajustables todos los comportamientos de Castell, ya que al final de la obra y luego de tener su plan criminal organizado, éste ejecuta o materializa el delito, es decir, como no pudo obtener lo que deseaba con María: una relación estable y duradera con ella, por ello decidió asesinarla; y ésta infracción a la ley penal, la mencionada escuela lo regula bajo dos Tipologías de Delicuente sobre las cuales Castell tiene cabida: Delincuente pasional (el cual comete este delito por pasión, amor, por celos o por sentimientos encontrados) y como un Delincuente loco (que comete el delito y es catalogado como un enfermo mental).
En palabras del mismo Castell cuando iba a cometer el delito: Tengo que matarte, María. Me has dejado solo. Entonces, llorando, le clavé el cuchillo en el pecho. Ella apretó las mandíbulas y cerró los ojos y cuando yo saqué el cuchillo chorreante de sangre, los abrió con esfuerzo y me miró con una mirada dolorosa y humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé muchas veces el cuchillo en su pecho y en su vientre[24].

La forma tan atroz y tan cruel como relata Castell la ejecución de su crimen, en el Derecho Penal Colombiano vigente, tiene una expresa regulación desde diferentes puntos de vista:

v El hecho de que le haya clavado el cuchillo repetidas veces en su pecho y en su vientre, y que le haya causado tanto dolor y sufrimiento, se configura como un agravante del homicidio: La Sevicia, la cual consiste en una crueldad excesiva e implica que el agente, a más de la intención de matar, se haya propuesto causar la muerte haciendo sufrir atrozmente a la víctima, con padecimientos innecesarios a la realización del fin homicida. Como sostiene la Corte Suprema de Justicia, en providencia del 22 de Mayo de 1944, la sevicia requiere cierto ánimo frío, deseo de hacer daño por el daño, sin ninguna necesidad y únicamente por exteriorizar la capacidad vengativa del ofensor[25].

v En nuestro Código Penal existen unas causales de Inimputabilidad Penal (Artículo 33º), es decir, que quien comete un delito encontrándose inmerso en alguna de ellas, su responsabilidad penal se concreta en unas medidas de seguridad y obedece a unos presupuestos legales especiales, esto es, no será juzgado bajo una responsabilidad penal común aplicable para las demás personas. Dicho esto entonces, Castell se ubica dentro de la causal: Trastorno Mental. Como sostiene la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Casación Penal, Sentencia de Octubre 13 de 1982, un trastorno mental es aquella alteración sicosomática que el sujeto sufre en el momento del hecho, de tan profunda intensidad, por tal modo convulsionador de sus esferas intelectiva, volitiva o afectiva que le impide darse cuenta de la ilicitud de su conducta o determinarse conforme dicha comprensión[26].


v Según Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Casación Penal, Sentencia de Mayo 30 de 2002, expone sobre el tema de la absolución del inimputable: Verificado el compromiso del procesado con el injusto (tipicidad y antijuridicidad), su inimputabilidad, presupuesto de la culpabilidad, no desemboca en la absolución, sino en una sentencia de orden distinto, en la que se declara responsable y se somete a un tratamiento denominado “medidas de protección”[27].
El crimen es una palabra que estigmatiza y provoca una exaltación para el común de la gente, pues se trata de una acción que causa un grave daño o perjuicio a otra persona; lo cual en una sociedad como la nuestra, que afronta este tipo de problemas constantemente y que vive una violencia en las calles, esto es totalmente rechazado y mal visto, ya que con éste se genera un estado de temor o incertidumbre en el entorno social.

El crimen cometido por Castell, fue desarrollado atendiendo a sus agresivos instintos e impulsos por el afán de tener consigo a cada instante a la mujer que tanto amaba y deseaba, instintos que lo hicieron excederse en su comportamiento y salirse completamente de sus cabales. Fue tan fuerte y dominante el sentimiento de posesión, que logró en Castell una trasformación de personalidad y un cambio abrupto en sus estados de ánimo; pues se vio cómo las pasiones se encuentran tan arraigadas a las personas que los llevan a cometer acciones descabelladas y no aceptadas por la generalidad de las personas.


El hombre, es un animal de costumbres o como lo decía el filósofo Thomas Hobbes el hombre es un lobo para el hombre; esto es, al analizar la obra en concreto, se estudió cómo María al haber despertado en Castell las más profundas y peligrosas pasiones, fue labrando poco a poco su destino y convirtiéndose por decirlo de alguna manera en carnada para el lobo que la acechaba.


El delito que cometió Castell, a la luz de la psicología, la psiquiatría y el derecho penal, es justificable ya que lo realizó bajo el estado de una enfermedad y trastorno mental, y a su vez con la calidad de inimputable, respectivamente.


No obstante, dejando a un lado las teorías y fundamentos normativos, desde una perspectiva más humanista, se observa que Castell olvidó la noción de hombre racional y consiente, para inmiscuirse en el estado de un animal, que no tiene conciencia o razón alguna de sus actos; sino que por el contrario, lo que hace es dejarse llevar por sus acelerados instintos, pasiones, deseos y obsesiones, atrapando así finalmente a su presa.

BIBLIOGRAFÍA

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v  MARCHIORI, Hilda. Psicología Criminal. Argentina, México. Editorial Porrúa Av. República Argentina, Séptima Edición. 2000.
v  SÁBATO, Ernesto. El Túnel. Buenos Aires- Argentina. 1948.
v  SERPA FLÓREZ, Roberto. Psiquiatría Médica y Jurídica. Bogotá- Colombia. Editorial Temis S.A, Segunda Edición. 2007.








[1] Estudiantes de Séptimo Semestre de Derecho de la Universidad de San Buenaventura, Seccional Medellín. Miembros del Semillero de Derecho y de la Línea de Investigación Métodos Alternativos de Solución de Conflictos. dani17-6@hotmail.com; mate-1990@hotmail.com.
[2] Roberto Serpa Flórez. Psiquiatría Médica y Jurídica. 2ª ed., Bogotá- Colombia. Editorial Temis S.A., 2007.
[3] Ernesto Sábato. El Túnel. Buenos Aires- Argentina.1948, p.30.
[4] Sábato Ibíd., p. 56.
[5] Sábato Ibíd., p. 23.  
[6] Serpa Flórez Op. Cit, p. 15.
[7] Sábato Op. Cit, p. 30.
[8] Sábato Ibíd., p. 22.
[9] Serpa Flórez Op. Cit, p. 82.
[10] Serpa Flórez Ibíd., p. 83.
[11] Serpa Flórez Ibíd., p. 83.

[12] David Cooper. El Lenguaje de la Locura. Barcelona, Caracas, México. Editorial Ariel Quincenal., 1981.
[13] Ernesto Sábato. El Túnel. Buenos Aires- Argentina.1948, p. 10.
[14] Hilda Marchiori. Psicología Criminal. 7ª ed., Argentina, México. Editorial Porrúa Av. República Argentina. 2000.
[15] Marchiori Ibíd., p. 114.
[16] Marchiori Ibíd., p. 115.
[17] Ernesto Sábato. El Túnel. Buenos Aires- Argentina.1948, p. 83.
[18] Marchiori Op. Cit., pp. 121-122.
[19] Roberto Bergalli. “La Criminología y las Pasiones”. Nuevo Foro Penal, 1984, Bogotá-Colombia, Edit. Temis S.A.
[20] Bergalli Ibíd., p. 360.
[21] Bergalli Ibíd., p. 360.
[22] Ernesto Sábato. El Túnel. Buenos Aires- Argentina.1948, p. 5.
[23] Héctor Gallo. El Sujeto criminal, una aproximación psicoanalítica al crimen como objeto social. Medellín- Colombia. Editorial Universidad de Antioquia, Departamento de psicoanálisis, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. 2007.
[24] Ernesto Sábato. El Túnel. Buenos Aires- Argentina.1948, p. 94.
[25] Código Penal y de Procedimiento Penal Anotado, Vigésimasexta Edición, Editorial Leyer. Bogotá, D.C, Colombia. 2010. p. 121., art. 104 numeral 6. (CSJ, Prov. mayo 22/1944). 
[26] Legis Editores S.A. Colección de Hojas Sustituibles. Régimen Penal Colombiano. Bogotá- Colombia. Artículo 33, jurisprudencia de la Corte Constitucional. 2011. (CSJ, Cas. Penal, Sent. oct. 13/82 M.P. Alfonso Reyes Echandía).
[27] Ibíd., p. 57. (CSJ, Cas. Penal, Sent. mayo 30/2002. M.P. Édgar Lombana Trujillo).





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