El Túnel es una novela de género dramático escrita por el argentino Ernesto Sábato; ésta relata una historia de amor y de muerte protagonizada por un pintor, el cual confiesa el haber cometido un crimen, que consistió en matar a la única persona que había llegado a comprenderlo: una mujer que cambió su vida y paradójicamente fue ella la causante de su propia muerte.
Este ensayo examina las conductas del personaje principal de la obra desde una perspectiva psicológica, psiquiátrica y, a su vez, existe una relación entre la literatura y el derecho penal, evaluando así todas las acciones y procederes de aquél para lograr sus objetivos y obtener el tan anhelado amor de una mujer; un amor que lejos de terminar duradero o estable, lo que hizo fue convertirse en un tormento y en una utopía al no poder lograrlo, ocasionando en el personaje todo un cuadro de enfermedad y locura que lo condujo racional o irracionalmente a cometer un Crimen.
PALABRAS CLAVE
Crimen, comportamiento humano, esquizofrenia, delincuente pasional, trastorno mental, inimputabilidad.

Daniela
Montoya Zapata
Mateo
Villamil Restrepo[1]
Dark passions that torment the soul of Clara. The madness that ends in "karma".
ABSTRACT
The Tunnel is a novel from the
dramatic genre, wrote by the argentine Ernesto Sabato; this one talks about a
love and dead story starring by a painter, that confess that he had committed a
crime; to kill the only person that had understood him: a woman that changes
his life, and paradoxically, she was the one how causes her own dead.
This essay examines the behavior of the main
character, seem from a psychological and psychiatric perspective, at the same
time, there exists a relation between literature and criminal law; evaluating
all the actions and proceeds from the one that reach his objectives and get his
greatest wish of the love of a woman; A love that far from be strong and
lasting, has been turned in a torment and an utopia that couldn’t be reach.
That causes in the character all the symptoms of madness and illness that lead
to a rational or irrational crime.
KEY WORDS
Crime, human behavior, schizophrenia, passionate criminal, mental disorder, inimputabilidad.
“Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas”
Ernesto Sábato. (1911-2011).
INTRODUCCIÓN
Ernesto
Sábato, gran exponente de
las letras y de las artes en el continente latinoamericano, escritor de
importantes obras, contribuyó al desarrollo intelectual de muchos otros
autores, pues con su saber y en cada una de sus líneas, más que expresar algo,
pretendía trasmitir una enseñanza y un mensaje al lector sobre la importancia
de la literatura; la cual nos enriquece cultural y personalmente.Sábato dejó un
legado que perdurará de generación en generación, ilustrándonos sobre el arte
de escribir.
Al seleccionar
la obra literaria “El TÚNEL”, se pretendió hacer un análisis del
comportamiento humano y criminal del personaje principal, explicando las
razones o motivaciones que surgieron en él, que lo condujeron a cometer su
delito final; pasando de un estado psicológico pasional y emocional leve para
llegar a un desorden y desequilibrio mental, convirtiéndose en una persona
esquizofrénica y obsesiva por el amor de una mujer.
Se
escogió dicha obra literaria desde una lectura del derecho penal, es decir, al
leerla se pudo observar que tenía elementos propios del derecho penal; pero
igualmente éstos a su vez tienen relación con otros enfoques que permitieron
vislumbrar cómo una persona que comete un delito, puede ser valorado y
estudiado no sólo desde el punto de vista jurídico, sino que también su
comportamiento puede ser estudiado a partir de otros saberes.
Pues este
personaje se enmarca dentro de unas categorías o tipologías de delincuente,
postuladas por el derecho penal italiano, específicamente a las de delincuente
loco y de delincuente pasional; y por otra parte, también se estudió desde
otras disciplinas como la psicología y la psiquiatría médica, que en este caso
tienen una estrecha relación: van ligadas holísticamente a explicar a fondo el
comportamiento del personaje, sus pensamientos, sentimientos y emociones.
Un túnel
es una estructura subterránea, la cual puede ser larga o corta, que comunica
dos extremos; a menudo suelen ser oscuros, fríos, angostos, desolados y pueden
llegar a causar temor a quien lo atraviesa. Éste simboliza el camino que cada
una de las personas debe recorrer a lo largo de su vida, en donde pueden
tropezarse con diferentes peligros u obstáculos, a los cuales se tendrán que
enfrentar quienes lo crucen.
Es
decir, al inicio del túnel, se vive un estado de inseguridad, de intriga, de
temores, de problemas, en el que la persona aún no logra afrontarlos ni
vencerlos, y además se vive un estado de profundo odio o apatía a los demás; es
por esto, que a medida que la persona va avanzando en el camino, el ideal es
que logre superar poco a poco todos estos males que no le permiten ser una
mejor persona e identificarse y adaptarse a un entorno social. Si el ser humano
logra llegar al otro lado, esto indica que cumplió con su objetivo en la vida,
que su alma logró liberarse de las dificultades que lo ataban; pero por el
contrario, si no logra atravesarlo, es porque en su vida puede más la fuerza
del mal y del odio que el deseo de superación y del bien, a tal punto en que el
túnel lo atrapa y oscurece su alma, sumiéndolo en una crisis existencial de
difícil salida.
Esta
comparación del túnel con la vida de las personas, es trascendente porque
permite iniciar todo el análisis e interpretación de la obra literaria “EL TÚNEL”, en donde el personaje principal es una de esas personas que no
logró atravesarlo, debido a sus múltiples estados de ánimo, dificultades, y negación
o resentimiento hacia los demás.
Este
personaje llamado Castell, dedicado permanentemente a la pintura, se
caracteriza por tener una personalidad un poco diferente al común de las
personas, debido a que sus comportamientos y pensamientos no concuerdan con
ideales razonables y reales, que le ayuden a tener una estabilidad emocional y
afectiva. Es una persona que no tiene ningún tipo de aspiraciones o propósitos
en la vida, sino que más bien se inclina por un camino inadecuado o peligroso
que al final termina destruyendo su propia vida y la de alguien más: una mujer que llegó a cambiar su vida y que, paradójicamente, fue la
causante de su propia muerte.
El comportamiento de Castell, como objeto de estudio de la psicología, en
sus inicios muestra unas conductas leves, incoherentes y distorsionadas dentro
del mundo real, como por ejemplo, el hecho de que en sus pinturas pretendía
transmitir un mensaje más profundo de lo que en realidad se podía percibir en
ellas, buscaba que cualquier persona lograra entenderlo y comprenderlo al
pensar y sentir diferente a los demás; con lo cual refleja un trastorno
emocional enmascarado por su ferviente odio a la sociedad, pues es una persona
seca y totalmente cerrada a cualquier cambio positivo en su vida.
Son tan abruptos y potentes esos comportamientos, que cada vez más van
evolucionando y agravándose, esto es, de tener un estado emocional leve y
aparentemente apacible, pasa a un estado de desenfreno que ya se sale de la
esfera psicológica y más bien requiere ser tratado o analizado desde la
psiquiatría. Sus ideales o emociones se
convierten en perturbaciones y desviaciones mentales, los cuales son ajustables
a concepciones o teorías reales de esta ciencia; a saber, una de ellas es el “Trastorno
Esquizoide: En este trastorno de la personalidad el paciente se retrae de la
actividad social y vive más que todo para su mundo interior y sus fantasías; el
paciente tiene un comportamiento ligeramente excéntrico, evita las actividades
competitivas y tiene una frialdad afectiva que puede ser debida a su
incapacidad de expresar sus propios sentimientos” [2].
Lo anterior, describe perfectamente el estado inicial de Castell, puesto
que él no sabía expresar abiertamente sus sentimientos, sino que por el
contrario manifestaba que: “siempre he mirado con antipatía y hasta con asco a la gente, sobre todo
a la gente amontonada; nunca he soportado las playas en verano”… “pero,
en general, la humanidad me pareció siempre detestable”[3].
Según
esto, él era una persona apta para vivir sola, para estar alejado totalmente
del mundo, debido a su difícil capacidad para entenderse y socializarse con los
demás, lo cual no le era necesario; sino que por el contrario, la soledad era
su mejor aliada, su mejor compañía y no necesitaba de la comunidad: “Generalmente,
esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada a un orgulloso
sentimiento de superioridad: desprecio a los hombres, los veo sucios, feos,
incapaces, ávidos, groseros, mezquinos; mi soledad no me asusta, es casi
olímpica”[4].
Como se
expresó anteriormente, la finalidad de Castell al plasmar sus obras era lograr
captar en alguna persona toda la atención del detalle oculto inmerso en la
pintura. María fue la única que en realidad se detuvo y logró ver más allá de
la simple imagen, lo que generó en Castell una gran emoción y satisfacción al
encontrar una conexión con ella, a tal punto en que sintió una profunda
atracción hacia ésta, sintiendo así que su soledad era superada, porque tenía
la convicción de que María tenía sus mismos pensamientos y que podía estar con
ella el resto de su vida.
“… mi corazón latía con violencia y sentí
que se me abría una oscura pero casta y poderosa perspectiva; intuí que una
gran fuerza, hasta ese momento dormida, se desencadenaba en mi”[5].
Este
profundo amor que se fue creando en él lo llevaba a planear estrategias de
conquista y de acercamiento a ella, generándole emociones no descubiertas
antes, sintiendo nuevas y extrañas sensaciones, y que por primera vez
ciertamente dejaba a un lado ese odio y apatía por las personas, para enamorarse
y sentir apego por alguien.
Ese amor
hacia María fue cada vez más intenso y acrecentándose más, hasta el punto en
que se convirtió en una poderosa obsesión y en un trastorno por querer tenerla
y poseerla; pues Castell era una persona precavida que planeaba muchas
alternativas o situaciones que podían suceder al momento del encuentro con
ella, es decir, si fallaba una de estas opciones, él inmediatamente ejecutaba
la otra y la agotaba hasta el final, para así determinar en realidad si había
sido efectiva o no. Lo anterior es lo que conocemos en el común de las personas
como un plan A, un plan B ó un plan C, en donde si fracasa el primero se pueden
materializar los restantes, con el objetivo de lograr la finalidad prevista.
Ahora
bien, esa poderosa obsesión lo convirtió a él en una persona con un trastorno
que en la psiquiatría médica es conocido como “trastorno afectivo maníaco-depresivo, el cual es definido como un
trastorno afectivo y del humor, con episodios maníacos, con trastorno afectivo
bipolar y episodios depresivos”[6].
A medida
de que iba planeando las opciones, se daba cuenta que algunas le podían
resultar favorables a sus intereses, y era ahí en donde Castell se sentía
dichoso, feliz, de buen humor. Sin embargo, si presentía que una de estas
tácticas de encuentro y conquista no le era favorable y no lograba la
expectativa de acercarse a María, su estado de ánimo cambiaba inmediatamente,
esto es, se alteraba, sentía rabia, sentía rencor y hasta pensaba que continuar
con la estrategia no tenía sentido: “En
alguna yo era locuaz, dicharachero (nunca lo he sido en realidad); en otra yo
era parco; en otras me imaginaba risueño”[7].
A pesar
del trastorno bipolar que padecía, nada le impedía seguir ordenando y
clasificando sus ideas, ya que aun tenía la capacidad de controlar su mente y
sus impulsos para pensar en el próximo paso que tendría que dar: “Como dije volví a casa en un estado de
profunda depresión, pero no por eso dejé de ordenar y clasificar las
ideas, pues sentí que era necesario
pensar con claridad si no quería perder para siempre a la única persona que
evidentemente había comprendido mi pintura”[8].
Desde la
psiquiatría medica, que en este caso analiza los comportamientos de Castell, “la ansiedad es una emoción que se experimenta
como respuesta a una situación en la cual el individuo está expuesto a un
peligro, o una amenaza, real o imaginaria”[9].
El Psicoanálisis
de Sigmund Freud “explica la ansiedad como el resultado de una lucha entre los
impulsos inconscientes del ELLO”[10].
Otro de
los defectos de Castell que evidencia a lo largo de toda la obra, es esa
ansiedad que se refleja en él para todo lo que hacía, que lo llevaba a actuar
estrepitosa y aceleradamente, es decir, era tanto el interés y el afán por
lograr tener contacto con María, que preparaba previamente una posible
conversación para el momento en que la tuviera cerca. No obstante, cuando en
realidad este momento llegó, todos esos anhelos quedaron estáticos, puesto que
no tuvo la capacidad y fortaleza de hablarle, de expresarle todo lo que sentía
y todo lo que la deseaba. Por esto, es viable decir que estas manifestaciones
ansiosas de Castell son analizables desde la psicopatología de la ansiedad, es
decir, existen unos mecanismos de defensa que sirven al Yo para defenderse de
esos impulsos del Ello: en este caso nos encontramos con el fenómeno de “La represión, la cual consiste en inhibir, reprimir y
olvidar los impulsos, deseos y fantasías inaceptables”[11].
De
acuerdo con esto, Castell procuraba controlar y reprimir la manifestación tan
abrupta de sus pensamientos, lo cual le resultaba muy difícil, porque no podía
evitar expresar su profundo afecto hacia esa mujer que había logrado
entenderlo.
Dejando
a un lado el tema de la ansiedad, resulta pertinente abordar otro de los
grandes problemas que se manifiestan en la personalidad y vida de Castell, que
lo identifican como un personaje polifacético, en donde en un mismo instante
puede mostrar su lado sociable, familiar y jovial; pero también en cualquier
momento desencadena toda su rabia y odio en contra de los demás.
Castell
tiene un complejo de superioridad frente a los demás, y a su vez esto lo lleva
a cometer actos impulsivos y maniáticos como una expresión de la locura que se
apodera de él, hasta el punto en que estos comportamientos se convierten en una
enfermedad esquizofrénica; “la
esquizofrenia es una situación crítica microsocial en la que los actos y la
experiencia de determinada persona son invalidados por otros por ciertas razones
culturales y microculturales inteligibles (normalmente familiares), hasta el
punto que es elegida y definida como “mentalmente enferma” en determinada forma”[12].
Lo cual quiere decir que lo que para él era evidente, razonable, común,
justificable y coherente, no era concebible ni tolerable para las demás personas.
En este punto, entonces, vemos cómo las diferencias de pensamiento entre
Castell y el entorno social, se apoderaban de él apartándolo de cara a toda la
cultura y forma de vivir de los demás.
Esto es, lo que para él era totalmente normal no lo era para la sociedad; es de
ahí que se expresa que Castell basaba y fundamentaba todas sus actuaciones en
el empirismo, en los conocimientos adquiridos mediante la experiencia a lo
largo de su vida, por lo que se dice que sus sentidos los tenía ampliamente
desarrollados, pues como diría el filósofo Aristóteles: “no hay nada en la mente que antes no haya pasado por los sentidos”.
Lo cual se refleja en palabras del mismo Castell: “La experiencia me ha demostrado que lo que
a mí me parece claro y evidente casi nunca lo es para el resto de mis
semejantes…Esa es justamente la causa de que no me haya decidido hasta hoy a
hacer el relato de mi crimen”[13].
Hay otro
aspecto importante para analizar, el cual es la razón, la base y la esencia de
todos esos comportamientos y pensamientos tan desmesurados de Castell: Una
mujer, un ser que despertó en él demasiadas pasiones y sensaciones al lograr
detenerse y apreciar minuciosamente su obra, al haber entendido el mensaje que
éste quería expresar; pues ello le indicó a Castell que María no era igual a
todos los demás, sino que por el contrario, era una mujer especial y totalmente
cautivadora, pues fue la única persona que logró comprender y aceptar su
comportamiento.
María
era una mujer misteriosa, reservada, que de entrada se mostraba reacia a los
intentos de acercamiento o conquista por parte de Castell, pues trataba de huir
o de ser indiferente a todos estos intentos y propuestas que él hacía para
tenerla cerca. Era una mujer que tenía una compleja relación, es decir, se
encontraba casada con otro hombre, y al mismo tiempo era frágil a entablar una
relación con Castell. Sin embargo, la relación con su esposo la mantuvo en
secreto hasta que accedió finalmente a los encuentros y relaciones clandestinas
con su amante.
Sin
perjuicio de ello, María tenía una estrecha relación y un gran acercamiento con
su primo Hunter, aunque vale aclarar que sólo era un amor filial. No obstante,
para Juan Pablo Castell esto no era tan simple ni tan obvio, pues él tenía la
profunda convicción de que existía algo más que una relación familiar entre
ellos; lo que generaba en él ciertos ataques cada vez más fuertes y constantes
de celos, de odio, e llegando incluso a expresar que ella sólo fingía un
supuesto amor que sentía hacia él.
El hecho
de que María se encontrara comprometida, fue lo que ocasionó en Castell una
mayor crisis existencial, y generó que desarrollara fuertemente sus impulsos de
celos, obsesiones compulsivas y una poderosa enfermedad que provocaba en él la
necesidad de que María fuera única y exclusivamente de él; queriéndola poseer a
cada instante a su lado. Él sentía una desesperante soledad y un miedo al
aislamiento; porque en sí mismo no se sentía como una persona completa, sino que
más bien pensaba que estaba dividido de varias formas; y que ella era el único
ser que podía complementarlo.
Este
pensamiento tan egoísta radicado en su cabeza, lo fue conduciendo a una gran
depresión y a caer en un estado de total esquizofrenia y de disgregación
mental, denominado comúnmente “demencia
precoz”. Para mayor comprensión, y
en palabras de Hilda Marchiori en una de sus tesis, sostiene que “la esquizofrenia invade todas las áreas de
la personalidad, así observamos alteraciones en el pensamiento caracterizado
por disociación e incoherencia, está fragmentado y resulta por lo tanto
incoherente, representando ideas delirantes, una proyección más de la
conflictiva mental. Las ideas delirantes se traducen en delirios de grandeza,
de invención, de celos místicos, de persecución, sin lugar a dudas de los de
mayor peligrosidad ya que el individuo siente que “debe” defenderse de los que
lo espían o lo controlan”[14].
Como se
dijo anteriormente, la esquizofrenia ocasionaba en él múltiples trastornos de
la personalidad, lagunas mentales, cambios bruscos en sus estados de ánimo,
disparidad y divergencias en sus pensamientos. Y asimismo, ese estado de
superioridad del que se hablaba anteriormente, se ve materializado también en
esta fase de locura, pasando de una etapa psicológica
pasional y emocional para llegar a un desorden y desequilibrio mental, como
características resultantes de la esquizofrenia.
Ahora
bien, entre las múltiples patologías y anomalías que presenta Juan Pablo
Castell, nos encontramos también con la Neurosis. Esta enfermedad es estudiada
por la psiquiatría médica y se manifiesta mediante “reacciones complejas de la personalidad que suelen describirse como
alteraciones o trastornos que se refieren comúnmente a problemas de la afectividad
(...) A diferencia de otras
enfermedades que se presentan de manera impulsiva, violenta, la neurosis se va
estructurando paulatinamente, donde el individuo es consciente del proceso
psíquico interno”[15].
Juan
Pablo hacia un gran esfuerzo para lograr controlar al máximo sus emociones y
angustias. La angustia se traduce en síntomas funcionales hasta el punto en que
llega a afectar su organismo, en donde Castell es capaz de controlarla parcialmente. Sin embargo, era
superado por la ansiedad y el afán de poder estar al lado de ella, con lo cual
él sabía y tenía el pleno conocimiento de lo que pretendía con María, hasta el
punto en que comprendía que sus pensamientos cada vez más giraban en torno a
ella y se iban trasformando en antojos más hostiles y macabros que lo excitaban
y le generaban pensamientos morbosos o sexuales sobre ella.
“Comúnmente el neurótico manipula su medio
familiar a través de sus síntomas para lograr un control y llamar la atención”[16]. Es decir, era tanto el poder de manipulacion que él
trataba de ejercer con María, que expresaba que si ella no estaba junto a él o
no accedía a sus llamados, era capaz de hacer cualquier cosa, como por ejemplo,
sostenía que era capaz de quitarse la vida, esto es, teniendo en cuenta que en
algún momento ambos se encontraban separados y distanciados (en una de las
veces en que María huía), éste le mandaba gran cantidad de cartas con el deseo
de tenerla cerca, de que ella regresara a su encuentro; y era ahí donde
sobresalían las amenazas: “No
contestó a ninguna de mis preguntas precisas, pero finalmente, ante mi
insistencia y mis amenazas de matarme, me prometió venir a Buenos Aires, al día
siguiente, aunque no sabía para qué”[17].
La
Neurosis, como muchas de las enfermedades psiquiátricas en las cuales se
encuentra inmerso Castell, admite una serie de divisiones o concepciones que
ahondan o profundizan el análisis del comportamiento humano criminal,
estudiándolo también desde otros puntos de vista, como por ejemplo, la Neurosis Histérica: “ésta neurosis es desde una perspectiva criminológica una de las más
interesantes porque intervienen elementos de una personalidad seductora,
inteligente y manipuladora. Es una personalidad con aspectos ambivalentes
inestables, actitudes omnipotentes y con características mágicas (…) El hábil y seductor manejo de las relaciones
interpersonales lo conducen a una actitud de llamar siempre la atención tanto
en un manejo verbal como a través de sus posturas corporales. En este juego de
seducción puede ser sumiso, agresivo, silencioso, violento”[18].
Por otra
parte, y como característica importante de la neurosis, la angustia se
manifiesta en una gran intensidad provocándole aspectos de desorganización en
la personalidad, es decir, Castell como se expresó anteriormente, sufre de
lagunas mentales, trastornos de la conciencia y un lenguaje maníaco.
De otro
lado, Castell también era un hombre pasional, es decir, todas aquellas pasiones
que sentía por María no eran tan comunes o normales como las de cualquier otra
persona, sino que por el contrario, esas pasiones eran enfermizas y turbulentas. Las pasiones son
sentimientos o emociones muy intensas que un ser humano puede profesar por
otro, y que en palabras de Spinoza “son afecciones que nos mantienen vivos, voluntarios, tensos y nos hacen
perseverar en nuestra existencia, de lo cual se desprende que el hombre está
necesariamente sometido a ellas”[19].
En este punto, vemos cómo otro de
los comportamientos o manifestaciones de Juan Pablo se ve justificado y
desarrollado por la filosofía, esto es, hay quienes también argumentan que las
pasiones son necesarias, que no podemos vivir sin ellas, lo que va en la misma
dirección con los ideales y sentimientos de Castell, pues él en su deseo de
lograr obtener ese fiel y profundo amor por parte de María, exterioriza su lado
pasional y busca que ella las admire, las valore y las retribuya como un
sentimiento mutuo.
Se observa cómo los
comportamientos pasionales de Castell tienen tanta acogida para ser desarrollados
y comentados desde otras disciplinas, en este caso, por la filosofía; por
ejemplo Descartes también evidenció
que las pasiones “son
impulsos brutales y repentinos que nos asaltan, pero no aconseja eliminarlas
sino entenderlas para poder vivirlas con medida y pausada intensidad”[20]. En otras palabras, cabe aclarar
que sí es conveniente manifestar nuestras pasiones, siempre y cuando las
expresemos de una manera adecuada, mesurada y sumisa; pero Castell por el
contrario, no acata el consejo que nos da Descartes, ya que todas las pasiones suyas
que antes eran reprimidas y ocultas fueron saliendo a la luz de una manera
desenfrenada y desaforada, provocándole un mal y un daño a él y a María.
Es de admitir que estas pasiones
pueden convertirse en aflicciones negativas y contraproducentes para la
persona, esto según la forma en la que se expresen, pues si no se controlan
llegan a causar perjuicios o a menoscabar la integridad propia y de quienes
están a su alrededor.
Cabe resaltar que las pasiones en
todos los casos no siempre son positivas, pues también se pueden presentar
sentimientos o pasiones negativas, de ahí que sean clasificadas en lo que Santo Tomás denominó las “Once Pasiones”, establecidas en el siguiente
orden: “Amor,
odio, deseo, aversión, gozo o deleitación, dolor o tristeza, esperanza,
desesperación, temor, audacia, y cólera”[21].
Si bien Castell tuvo muchos
momentos cerca a María, y que incluso llegó a compartir instantes íntimos con
ella, él continuaba con la idea de que el supuesto amor y cariño que ella le
manifestaba, era totalmente fingido y era un amor que no sentía, que no era
real ni leal. Es por ello entonces que él sostenía que si María no era para él, no era para nadie. En este sentido, vemos
un sentimiento de egoísmo y extrema posesión hacia ella, ocasionando
en su pensamiento deseos profundos de rabia y odio, lo que lo condujo a salirse
completamente de sus cabales e idear un riguroso y minucioso plan criminal para
atentar contra la vida de María, puesto que decidió frenar el problema de raíz,
no permitiéndole a ella que compartiera su amor con ninguna otra persona.
Este
perverso plan, estaba conformado por una serie de etapas que desarrolladas cada
una en cadena, le permitía lograr posteriormente el fin que tenía en mente, el
cual consistía en asesinar a María y huir de la escena del crimen. Estas etapas
son: Ideación, preparación, ejecución y
consumación o terminación.
Ahora, dejando a un lado los
enfoques ampliamente analizados, es decir, la psicología y la psiquiatría
médica, llegamos al campo del Derecho Penal en donde todos los comportamientos
y pensamientos de Castell, tienen una justificación y son razonables a la luz
de conceptos y teorías jurídicas de Escuelas Penales que han imperado en
diferentes épocas y en el mundo.
Es importante comenzar diciendo
que para Castell la criminalidad era totalmente común y justificable, es decir,
él sostenía que la sociedad en vez de criticar y juzgar a los criminales,
debería agradecerles y aceptarlos, pues con la ayuda de estos, se eliminan
personas que causan un perjuicio nocivo e inadecuado a la sociedad,
argumentándolo de la siguiente manera: “… los criminales son gente más limpia, más
inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser
humano: es una honesta y profunda convicción. ¿Un individuo es pernicioso? Pues
se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción”[22].
Era
tanta la convicción sobre la importancia de los criminales para Castell, que él
mismo reconocía el interés de cometer crímenes en contra de personas que en
algún momento de su vida le ocasionaron percances y que en este momento sentía
la necesidad de eliminarlos. Teniendo en cuenta esto, es importante resaltar
que para Juan Pablo la justicia no tenía ningún tipo de significado, ya que le
era indiferente lo que hicieran o dejaran de hacer quienes ostentaban el poder.
Este
ideal de Castell, sobre la necesidad de que existieran criminales en la
sociedad, fue respaldado por el Derecho Penal Alemán en una de sus escuelas
como lo fue el Funcionalismo Moderado,
postulado por Claus Roxin, el cual sostiene que
los delincuentes son necesarios en la sociedad.
Por otra parte, desde otra disciplina como es la Sociología: “A partir de Emil Durkheim y su
Escuela Estructural Funcionalista, reconoce que el crimen no es por sí mismo,
ni necesariamente, un síntoma de anormalidad biológica ni psicológica en el
criminal. Tampoco es forzosamente la manifestación de una patología de la
sociedad, pudiendo ser más bien un elemento útil y necesario para la regulación
de las ciencias sociales: “es un factor de la salud pública, una parte integral
de toda sociedad sana””[23].
Vemos cómo para esta escuela, el crimen es una
manifestación normal del criminal, es decir, está ligado a su naturaleza
biológica o psicológica; es aceptado dentro de la sociedad, y de una u otra
forma sin la existencia de estos sujetos criminales y sus continuos actos, no
tendría ninguna aplicación o regulación las Ciencias Sociales, y en este caso
específicamente el Derecho Penal.
Desde otra escuela del Derecho Penal, esto
es, la Escuela Positiva Italiana,
resultan tambien justificables y ajustables todos los comportamientos de
Castell, ya que al final de la obra y luego de tener su plan criminal
organizado, éste ejecuta o materializa el delito, es decir, como no pudo
obtener lo que deseaba con María: una relación estable y duradera con ella, por
ello decidió asesinarla; y ésta infracción a la ley penal, la mencionada
escuela lo regula bajo dos Tipologías de Delicuente sobre las cuales Castell
tiene cabida: Delincuente pasional (el cual comete este delito por pasión, amor, por celos o por sentimientos
encontrados) y como un Delincuente loco (que comete el
delito y es catalogado como un enfermo mental).
En palabras del mismo Castell cuando iba a cometer el
delito: “Tengo que matarte,
María. Me has dejado solo. Entonces, llorando, le clavé el cuchillo en el
pecho. Ella apretó las mandíbulas y cerró los ojos y cuando yo saqué el
cuchillo chorreante de sangre, los abrió con esfuerzo y me miró con una mirada
dolorosa y humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé muchas veces el
cuchillo en su pecho y en su vientre”[24].
La forma tan atroz y tan cruel como relata Castell la ejecución de su
crimen, en el Derecho Penal Colombiano vigente, tiene una expresa regulación
desde diferentes puntos de vista:
v El hecho
de que le haya clavado el cuchillo repetidas veces en su pecho y en su vientre,
y que le haya causado tanto dolor y sufrimiento, se configura como un agravante
del homicidio: La Sevicia, la cual consiste en una
crueldad excesiva e implica que el agente, a más de la intención de matar, se
haya propuesto causar la muerte haciendo sufrir atrozmente a la víctima, con
padecimientos innecesarios a la realización del fin homicida. Como sostiene la Corte
Suprema de Justicia, en providencia del 22 de Mayo de 1944, “la sevicia requiere cierto ánimo frío, deseo
de hacer daño por el daño, sin ninguna necesidad y únicamente por exteriorizar
la capacidad vengativa del ofensor”[25].
v En
nuestro Código Penal existen unas causales de Inimputabilidad Penal (Artículo
33º), es decir, que quien comete un delito encontrándose inmerso en alguna de
ellas, su responsabilidad penal se concreta en unas medidas de seguridad y
obedece a unos presupuestos legales especiales, esto es, no será juzgado bajo
una responsabilidad penal común aplicable para las demás personas. Dicho esto
entonces, Castell se ubica dentro de la causal: Trastorno Mental. Como sostiene la Jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia, Casación Penal, Sentencia de Octubre 13 de 1982, un trastorno mental “es aquella alteración sicosomática que el sujeto sufre en el momento
del hecho, de tan profunda intensidad, por tal modo convulsionador de sus
esferas intelectiva, volitiva o afectiva que le impide darse cuenta de la
ilicitud de su conducta o determinarse conforme dicha comprensión”[26].
v Según
Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Casación Penal, Sentencia de
Mayo 30 de 2002, expone sobre el tema de la absolución del inimputable: “Verificado
el compromiso del procesado con el injusto (tipicidad y antijuridicidad), su
inimputabilidad, presupuesto de la culpabilidad, no desemboca en la absolución,
sino en una sentencia de orden distinto, en la que se declara responsable y se
somete a un tratamiento denominado “medidas de protección”[27].
El crimen es una palabra que estigmatiza y provoca una
exaltación para el común de la gente, pues se trata de una acción que causa un
grave daño o perjuicio a otra persona; lo cual en una sociedad como la nuestra,
que afronta este tipo de problemas constantemente y que vive una violencia en
las calles, esto es totalmente rechazado y mal visto, ya que con éste se genera
un estado de temor o incertidumbre en el entorno social.
El crimen cometido
por Castell, fue desarrollado atendiendo a sus agresivos instintos e impulsos
por el afán de tener consigo a cada instante a la mujer que tanto amaba y deseaba,
instintos que lo hicieron excederse en su comportamiento y salirse
completamente de sus cabales. Fue tan fuerte y dominante el sentimiento de
posesión, que logró en Castell una trasformación de personalidad y un cambio
abrupto en sus estados de ánimo; pues se vio cómo las pasiones se encuentran
tan arraigadas a las personas que los llevan a cometer acciones descabelladas y
no aceptadas por la generalidad de las personas.
El hombre, es un “animal
de costumbres” o como lo decía
el filósofo Thomas Hobbes “el hombre es un lobo para el hombre”; esto es, al analizar la obra en
concreto, se estudió cómo María al haber despertado en Castell las más
profundas y peligrosas pasiones, fue labrando poco a poco su destino y
convirtiéndose por decirlo de alguna manera en carnada para el lobo que la
acechaba.
El delito que
cometió Castell, a la luz de la psicología, la psiquiatría y el derecho penal,
es justificable ya que lo realizó bajo el estado de una enfermedad y trastorno
mental, y a su vez con la calidad de inimputable, respectivamente.
No obstante,
dejando a un lado las teorías y fundamentos normativos, desde una perspectiva
más humanista, se observa que Castell olvidó la noción de hombre racional y consiente, para inmiscuirse en el estado de un
animal, que no tiene conciencia o razón alguna de sus actos; sino que por el
contrario, lo que hace es dejarse llevar por sus acelerados instintos,
pasiones, deseos y obsesiones, atrapando así finalmente a su presa.
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2011. (CSJ, Cas. Penal, Sent. oct. 13/82 M.P. Alfonso Reyes Echandía).
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